No estáis destinados a estar juntos. No hay más. Por mucho que ahora vuestros caminos estén fuertemente unidos, es inevitable que en un futuro no muy lejano, se parta en dos, y cada uno camine por donde el otro nunca pisará. Tú llevas las zapatillas de un cuento, una historia que pretendes vivir a tu manera, sin ataduras y molestaciones sobre como llevar las cuerdas; ella es protagonista de un cuento bien diferente, donde sólo importa su corazón. Al principio esta bien verse de vez en cuando. Darse amor nunca fue malo. El error radica cuando lo llamáis sexo, cuando detrás de todo hay mil vivencias repletas de cosas que hacen la gente que se ama. Tanto es así, que radicalmente ese amor se esfuma. Simplemente no estáis diseñados el uno para el otro, no estáis moldeados para jugar al mismo juego, sois dos piezas que ni si quiera son del mismo puzzle. Estáis llanamente atados a sentir la misma paz y posteriormente la misma rabia una y otra vez. Un días estáis absortos el uno por el otro y os dais vuestra mejor sonrisa, y al día siguiente os refutáis como el aceite y el agua, os rechazáis el uno al otro y deseáis de la manera más sorprendente no volver a veros nunca. Y no importa las tantas lágrimas que hayáis derramado el uno por el otro, porque vuestro destino es vestir dramas diferentes, lejos el uno del otro.
Lo sé, no importa una mierda lo que la gente os pueda decir, tomáis vuestras propias y peligrosas decisiones, vivís la vida como pretendéis que sea. Y así es como me gusta, así es como debe ser, que no escuchéis las muchas críticas que os quedan por llegar. Pero cuando reviente todo cada uno bailará un tango bien diferente. Sois dos personas que estáis libremente atraídos. Tu hacia ella. Ella hacia ti. De una manera irracional, de una manera exacerbada, pero que un día quien sabe porque rara razón, pasáis a ser dos personas que al tocarse se dan la más fuerte y mala electricidad, y así como de un plumazo cada uno se dirige al lado opuesto donde el otro se encuentra. Convéncete. Os olvidaréis... Y será la peor idea que habréis tenido nunca...
¿ Quién no ha vivido esta extraña atracción alguna vez?
Todos.Seguro.
Es así de triste. Pero un día encuentras lo más parecido a la felicidad, y al día siguiente te percatas de que ese molde no esta hecho para ti. Que vuestras manos no están escritas para tocar la misma piel. Decir adiós ya no es de cobardes, si así te haces un favor.
"Y todo fue perfecto. No existía nada más que el verano, tu y yo... Nada podía rompernos el corazón ni la sonrisa..."
¿O si?
Como los románticos de antaño: espíritu individualista,solitaria, un bicho excéntrico incomprendido ante la fauna rara. Aborto cualquier mente basada en la razón; adoro,amo y valoro los sentimientos.Tan loca y diferente como aquel que lee esto. Pregunto cosas que el resto admite como tonterías,o si el mundo está al revés, la tontería es no preguntarse ciertas cosas.Me enamora lo difícil y odio lo fácil.Se cuentan meditaciones cotidianas y relatos,muchas veces,sin sentido.
martes, 26 de febrero de 2013
domingo, 24 de febrero de 2013
Loca.
El sol peina las montañas dando un cálido respiro a la naturaleza
sofocada por las gélidas noches. El mundo comienza a levantarse para afrontar,
de nuevo, el día. Un rayito fino y suave se cuela por una persiana
recientemente colocada. La almohada, paisaje de sueños y consultas varias,
vuelve a su estado natural, cuando alzo mi cabeza abrumada por la llegada de
ese gran día.
Un desayuno como
otro cualquiera. Café, galletas, tostadas. Saben diferentes. Impresiona saber,
como dependiendo del potencial y la calidad del día todo tiene un sabor
especial. Las gotas seguidas y espesas caen libremente sobre mi cuerpo, mezclándose
con un gel olor vainilla. Dan ganas de comérselo.
Fuerzas, esas que
hoy no me faltan, se hacen eco en una despedida, como mucho inesperada.
- Volveré pronto,
más bien cada poco- digo sin demasiada tristeza.
- No deberías
irte, no deberías arriesgar ¿acaso no has aprendido de la otra vez que lo
dejaste todo y te fuiste con un chico? Estás loca.
Loca, así me llama
mucha gente. Arriesgar, dejarlo todo y lanzarte al más misterioso mundo lejos
de todo aquello que consideras tuyo, efectivamente, es de locos. Dicen.
Pero la locura
como la mayoría de las cosas es muy relativa. Es relativa porque depende del
punto de vista que se mire y de quien la posea. Todos tenemos un punto de
locura en nuestro interior, pero cada uno, de acuerdo con sus convicciones y el
momento parcial que está viviendo, decide si es el estado preciso o no, para
potenciarla y sacarla a la luz. Así de sencillo es. Para ser justos, he de
decir, que todos tenemos la sencilla facilidad de ver la locura ajena, entre
otras virtudes y defectos, incluso, la facilidad de criticarla, ignorarla,
sofocarla, alejarla y refutarla cuando alguien que no eres tú la deleita
libremente.
Pero siendo franca
¿Qué hay mejor que estar loco? El loco es feliz, ignorante, sin preocupaciones,
sólo capacitado para ver y absorber aquello que le hace reír, idealista, iluso,
soñador y lo que más me gusta, el loco no pregunta por qué, no duda, ni vacila
si hacer ciertas cosas o no hacerlas, el loco actúa, se deja llevar, como las
olas arrastran al más minúsculo pez. ¿Qué cuerdo no desearía tal embriagador y
excitado estado? Ninguno, estoy segura.
El loco vive el
momento, hace lo que quiere y lo que sus impulsos le dictan en cada preciso
momento de su vida; y si el camino se tuerce y la jugada es fallida, el loco
simplemente se queda con lo que ha vivido y la libertad de poder saber lo que
ha pasado, habiéndose quitado el peso de la duda.
Si señores, si
dejarme llevar e irme con la persona que mueve y bombea cada músculo de mi
cuerpo, si guiarme por lo que verdaderamente quiero dejando a un lado el más
asqueroso pensamiento de culpabilidad moral, si querer respirar el mismo aire
que el chico de mis sueños respira, es estar loca, sí, estoy loca, y mucho
además.
- Adoro estar
loca- Dos suaves besos nos despide, hasta pronto...
Alguien dijo algún
día:
"La risa,
ella sola, ha cavado más túneles útiles que todas las lágrimas de la
Tierra."
Construir.
Calles mojadas,
tristes, locas y desoladas,
el miedo que sientes
A estar aprisionada.
Adentrarte en el mundo,
saltar, llegar
con tu corazón moribundo.
Descubrir la vida,
un viaje corto,
la fortuna fallida.
El áspero sentimiento,
construir tu mundo
y moldear el cimiento.
sábado, 23 de febrero de 2013
Personas.
Personas. Esas que marcan el principio o el final de una vida. Así
es. La vida funciona así, conoces a gente, algunos se quedan y nunca se vuelven
a ir, otros, en cambio, sólo pasan de visita. Todos ellos fabrican poco a poco
lo que luego serán recuerdos. Y no importa que dejen algo malo o bueno en ti,
siempre aportarán algo a tu existencia.
Hay personas que
se cruzan en tu camino y aportan las más maravillosas de las cosas, pero luego
quien sabe por qué factores todo da un giro inesperado, y pasan a ser personas
que no te dejan avanzar. Al final acaban marchándose lejos, lejos, al menos, de
tus intereses, dejando el aprendizaje de lo que en un futuro no quieres ser.
Otras personas,
llegan como si nada, como el agua recién caída, y gota a gota, van adueñándose
y equilibrando el camino. Muchas veces, incluso, hacen que tomes bifurcaciones
distintas a las que te esperabas, pero que finalmente construyen una buena y
bonita vida. Esas personas se quedan para siempre a tu lado, y aunque estén
físicamente lejos de ti, siempre las tendrás presentes.
Hay algunas
personas que entran en tu vida de una manera sospechosa, tanto que te avisas a
ti mismo de que su paso ante ti será, poco más que temporal. Sin quererlo, te
dan cosas tan especiales, que incluso moldean tu forma de ser. Esas personas te
hacen cometer errores, y también muchos aciertos, pero un día, sin saber muy
bien el porqué, y siempre en contra de tu voluntad, se marchan; vuestros
caminos toman hondas diferentes, cada uno, creo, que hacia lugares muy
distanciados. Pero siempre habrás aprendido excelentes cosas de ellas.
Y luego están esas
personas que vienen sin ser avisadas, que entran sin ni siquiera abrirles la
puerta; que son tan dispares y diferente a ti, que deseas ferozmente alejarlas
de tu camino. Esas personas que a veces son hasta de ciudades distintas a la
tuya, que son el polo más opuesto que te podrías encontrar, que por encima de
todo intentas esquivar. Son esas personas que se te antojan y te dices: "
sólo un ratito" pero que al final, sin quererlo e incluso sin saberlo, van
quedándose a tu lado, hasta tal puto que tu camino no tiene sentido ya sin
ellas. Se quedan, para siempre. Nunca, ya, se irán. Dichas personas te ayudan,
te apoyan, y se unen de una manera sobrenatural a ti. Con ellas te harás mayor,
y compartirás tantas cosas que tus facciones parecerán las suyas. Esas personas
son por las que cruzaras océanos de tiempo para encontrarlas y quedarte a su
lado.
Todas ellas, te
enseñarán, te ayudan a fabrican un mundo, el tuyo, una vida y un camino que
serán de tu pertenencia.
"La vida se
trata de conocer individuos interesantes con quienes te cruzas de manera que
nunca creerías"
¿Quién?
El café recién molido
del mordisco de tu boca,
que los años que han pasado
tú sonrisa ni lo nota.
Aroma imperfecto
mi carmesí y su secreto.
Frenética locura
traspasemos la cordura.
La nieve es calor,
blanca e impoluta
nos acompaña en cada lucha.
Nubes y tristeza
quien cada noche te reza.
Olas que me ahogan,
¿Los recuerdos quien los sopla?
El miedo a lo pequeño
y buscarte en cada sueño.
El recoveco escondido
encontrar lo perdido.
Pensar en ti, un pecado,
las lágrimas que has secado.
¿Quién te quita el aliento?
¿Quién te cuenta lo que siento?
¿Por qué lloras si no me ves?
¿Quién te recuerda que te esperaré?
¿Quién te ayuda a renunciar?
¿Quién te quita las penas y te enseña a
volar?
¿Por qué nos robaron la vida?
¿Por qué tu alma esta en sequía?
¿Quién responde tus preguntas?
¿Por qué sufres y te asustas?
La cueva oscura de vivir,
verte de nuevo y sonreír.
Aquí o en el cielo,
siempre
sabrás lo que te quiero.
viernes, 22 de febrero de 2013
Gente.
Oí un mal día que una tierna niña decía
" el mundo es muy cruel"
No tuve más
remedio que dejar que mi mente sobre volase los más misteriosos pensamientos
acerca de esta afirmación real e importante.
Es imposible ser
la persona más afín para todos los seres humanos. Es imposible que caigas bien
a todos o que todos te quieran tal cual eres. El mundo es cruel porque existe
la envidia. La gente quiere tener lo que tú tienes, e incluso desea que nunca
alcances lo que deseas tener, algunos, no todos. El mundo es cruel porque el
mínimo error típico y humano pasa temporalmente de boca en boca hasta lastimar
el más limpio corazón. No podemos hacer nada, la vida es así. La gente pasa la
vida hablando de otra gente, criticando, odiando e impregnando de mal rollo
cada bonito momento. Nos hemos convertido en pequeños vampiros chupa sangre,
queremos todas las cosas materiales que en el mundo puede haber, y cuanto más
tienes, más quieres tener. Así somos las personas, llegamos, consumimos todo lo
que podemos y luego nos vamos. Así es.
Ya se decía en
algunas reuniones filosóficas, los que menos tienen aguantarían mejor una época
de carestía que todos aquellos que gozan de los mejores manjares materiales. Es
imposible no sentirse inferiores ante aquellos que pueden tenerlo todo sin la
mínima lucha posible. Vamos a mirarlo de un modo más positivo: si algunos
ocupan gran parte de su tiempo hablando de lo que te falta o de lo que tienes,
ya sea mucho o poco, es que verdaderamente si eres importante. Porque al fin y
al cabo es divertido que aquellos que desean que te ocurra lo peor tengan que
soportar que te ocurra lo mejor. Malgastan aquello que no regresa: el tiempo,
hablando sólo de ti. ¡Qué bien! Pero recuerda que si hay algo peor a ser
olvidado, es que alguien guarde un mal recuerdo de ti, ocúpate de eso. Sólo de
eso.
Al final el tiempo
deja mella en todos, y tengas lo que tengas aquí, al final la vida será una
partida de ajedrez, y cuando la partida termine todos dormiremos en el mismo
cajón.
"La vida es
un baile vívela con elegancia"
martes, 19 de febrero de 2013
Rarezas.
Soy una mala perdedora,
que se le va a hacer...Me levanto cansada con la mirada prácticamente instruida
hacia dónde mirar, hacia que ver; directamente me regodeo entre unas sabanas
que con sutileza me abrazan agobiantemente. Decido no pensar, decido no sumergirme
en ningún tipo de idea, o esencia, decido que es mejor parar de vez en cuando,
y preguntarte qué hacer con tu vida.
Ya te lo dije, lo siento, la vida no es un cúmulo de casualidades, la vida es
una putada. Y me doy cuenta que es ahora
cuando te necesito para darme un buen consejo, porque mi mente ya no está
capacitada para pensar por sí sola, me abruman las ideas juveniles que todos a
esta edad tenemos.
Ya lo sabes.
No hay ni una sola noche en la que no sueñe contigo, y eres la causa del temor
a adentrarme el interminable mundo del descanso, más bien a mi me agota. Me
agota soñar contigo, me agota querer tocarte y no conseguir más que un roce,
que a la mañana siguiente es una ilusión vana, que se va, que se esfuma, que no
vuelve.
Los días parecen anormales, parecen extraños. Y ahora lo veo claro. La rara soy
yo.
Tú que te reías conmigo cuando yo lloraba, yo que escribía poesías el día de tu
cumpleaños, tú que sabias que tendría el don de expresar los más afines
sentimientos a través de la palabra.
Siempre decías: “ten fe”, y yo, que no entendía nunca su significado te decía: “explícamelo
una vez mas”; y tú cansada me repetías: “La fe es la creencia o la confianza
ciega en algo o alguien”, y que rarezas, sigo sin entenderlo. No creo en ella.
No me acostumbro a estar sin ti. Siempre seré como tú, una ilusa soñadora que
sin alas le gusta volar, que quiere cosas que nunca nadie podría pensar, que
piensa más de lo que debería pensar.
Ya lo decías: “las
grandes personas se llevan en el corazón” y ahí es donde estás tú.
Leer entre líneas.
Un día me dijiste que querías estar sólo. Yo, intentando ser la
mujer más comprensible, me marché, te dejé solo en la multitud de miedos
capaces de venir y obligarte a sentir mal. No sabíamos que días o semanas o
quizá más, eran necesarios para volver a abrir tu corazón; el tiempo, cruel y
loco, no dejó de pasar, las noches empezaron a hacerse más largas y los días
más fríos y lúgubres, el invierno se hizo notar. En la calle ya casi no había
cavidad para socorrer a ninguna alma solitaria, y mientras yo esperaba ansiosa
a que me dijeras: "necesito de tu compañía" tú te ibas marchitando
como una rosa llena de vida que es arrancada sin piedad. Todo tu mundo había
decidido dejar de girar, había decidido dejar de ser lo más parecido a una
vida; pero el resto del mundo seguía corriendo, al mismo ritmo rápido de
siempre. Nunca llegaste a pedirme que regresara.
Pero es entonces
cuando mi mundo también paró, y me percate de que no había sido capaz de leer
entre líneas y que detrás de ese " déjame solo" se escondían las
ganas desesperadas de un abrazo acogedor y un " nunca voy a irme de tu
lado"
Corrí tanto como
mis piernas me lo permitieron. Casi nadaba entre la gente, intentado hacerme un hueco para llegar a ti. Y ahí estabas tú, solo, como ya casi me esperaba.
Su cara era casi
transparente al lado de una pared de un blanco perfecto. Hablaba por sí solo,
me contaba lo triste y desolado que había estado durante estos pocos días, de cómo
habían parecido un tiempo mucho más largo. Sus ojeras parecías un lago con mil
historias de tristeza por contar.
Sólo supo decirme
" te odio". Un golpe seco me aplastó el corazón, y el mundo se paró
de nuevo. Pero entonces el golpe quiso darme un respiro y entendí que de nuevo debía
leer entre líneas. Un abrazo fuerte nos unió para no separarnos nunca más.
Eso es lo que se
debe hacer. Detrás de un "te odio" se esconde el más sincero te amo.
Detrás de un "déjame en paz" están las más absolutas ganas de que
alguien se quede aquí, a tu lado, haciendo compañía a tus ganas de llorar.
Somos así de
complicados y misteriosos, decimos una cosa cuando queremos decir otra
totalmente contraria. Pero así es el ser humano; lo lógico en comprender a la
persona que tienes al lado, por muy marítimo y distanciado que pueda parecer.
"Para
sobrevivir sólo necesitamos una persona que nos quiera de verdad"
domingo, 17 de febrero de 2013
En la calle.
Los copos de una nieve blanca y redonda se posan por la verde
hierba dejando una fina, por ahora, capa. Un avión en lo alto deja dos gordos
hilos de humo, llenos de contaminación. En la calle, las líneas de una
carretera se difuminan por el desgaste de ser pisadas. La gente se dirige a
direcciones opuestas cada uno, supongo, a un lado diferente. Las terrazas ya no
son terrazas. Las sillas se amontonan unas encima de otras, unidas fríamente,
por una cadena oxidada, mugrienta. Toman café caliente, ardiente, para calentar
si es posible un estómago vacío. Los empresarios lucen un traje de negro
impoluto, no sueltan su maleta, quien sabe que secretos puede haber allí
guardados. Algunos obreros, en cambio, buscan desesperados en sus bolsillos de
un mono azul con su blanco rasgado, las monedas justas para pagar el desayuno.
Los niños tristes caminan sin ganas, cargados con una mochila con demasiados y
gordos libros, a un colegio falto, a menudo, de calefacción. Los más mayores,
escriben desesperados con su móvil, pocos de ellos repasan el examen de hoy. Un
joven, alto, moreno, de unos ojos de un cristalino verde, discute con su
cansada madre, sobre cuál es la razón que debería impulsarle a estudiar:
- Mamá, paso de ir
al instituto, no me sirve de nada, todo lo que estudio es una auténtica mierda.
- No digas eso.
Todo lo que aprendas te ayudará en el futuro, mírame a mí, que por no haber
estudiado ahora me toca trabajar de sol a sol. Además alguna asignatura te
gustará ¿No es así?
-Sí, la filosofía.
-¿La filosofía?
Justo la que menos te enseña, justo la que no te ayudará en el futuro. Ya
podrían gustarte las matemáticas.
- ¿Matemáticas? ¿De
qué sirven las matemáticas, si las cuentas secretas de TODOS los altos político
no admiten ninguna norma matemática? Se la saltan, de eso sirve. Normas, sumas,
restas, multiplicaciones... Todas ellas falsas.
La filosofía me
enseña cosas sobre la vida. Cosas que en la calle me pueden ayudar a tomar una
buena o mala decisión. Moral, me da moral, me da ética, valores... Me ayuda a
preguntarme miles de cosas. Y me enseña a que cuanto más sepa, más ansias
tendré por saber. !
¿O nunca has
escuchado eso de: "daría todo lo que sé por la mitad de lo que
desconozco" ?Eso pone la filosofía en mi. Me enseña a que estamos
engañados... No me sirve de nada estudiar, esforzarme en sacar la mejor nota,
cuando no hay diferencia entre tú, que no has tenido la suerte de estudiar, y
aquellos universitarios agotados por la carrera acabada, que salen a la calle y
terminan limpiando calles.
La madre de un
pelo, que no conoce hace días el agua de la ducha, se queda callada.
El autobús urbano
lleva ya 10 minutos de retraso, lleno, a más no poder, transporta personas a la
cola larga e infinita del paro. Un puesto de churros se encuentra desolado, en
una calle que desde hace tiempo no recuerda la rutina. Esa rutina de las
reuniones mañaneras con las amigas o compañeras donde un café, no era sólo un
café normal, era el café que te ayudaba a afrontar una larga jornada de
trabajo. La rutina, de las prisas en la calle, prisas porque el minutero, hoy,
a decidido adelantarse. La fantástica rutina de "un buenos días" al
más asqueroso jefe, o el guiño cómplice entre compañeros, que un día pasaron a
ser mucho más que eso. La rutina simple, de compartir comida en un bonito
restaurante. O de, satisfactoriamente, compartir un tupper de sabrosa comida
casera. Incluso, el cigarro, excusa perfecta, para pegarse un descanso y
charlar sobre los cotilleos sexuales de la oficina.
La gente ha
perdido el rumbo. Ya ni siquiera están contentos. Los rostros resquebrajan la
más absoluta tristeza, de haberlo perdido todo, hasta los sueños más dormidos.
La nieva ya ha
decidido parar, hasta la naturaleza decide no regalarnos ni un punto de
alegría. La lluvia, ahora, se deja caer libre. La gente incluso, prefiere
mojarse.
Así va todo, de
mal en peor. Y el dolor de las personas se magnifica día a día, a los demás
sólo nos queda luchar, si es que las fuerzas lo permiten.
"Esperas algo persistentemente y al final no pasa nada excepto el tiempo"
La noche llega.
La cara descompuesta,
las ojeras malvas,
de quien te ve y no te
salva.
El latigazo del temporal
de quien te roza y luego
se va.
El vino en tu garganta,
la dulce melodía
de quien a tus orejas
canta.
El caminar irregular,
los pasos en falso
de las nubes al despertar.
De tus lágrimas secadas
de tus escondidas
escapadas.
Las mentiras en la boca,
del fantasma que te
invoca.
Te sientas y te acomodas,
mientras las flores
brotan.
Y el tiempo sigue
avanzando,
tú te pudres y te ahogas
gritando.
La luna mece,
tú te creces.
La noche te acompaña
con las drogas tú te
ensañas.
Tus ojeras malvas
regresan
y tus llantos ya no cesan.
Camino andado.
Mirar hacia atrás
y ver el camino andado.
El empuje descompuesto
de nuestros ojos mojados.
Los errores enterrados
de los temores ya superados.
Las personas exquisitas
que conocemos, amamos
y hoy día añoramos.
La triste melancolía
de los apretados abrazos en la noche fría.
Cruzar la tierra del tiempo
y de nuevo encontrarte,
que seamos solo uno
en el juego de amarte.
sábado, 16 de febrero de 2013
El bucle de tu vida.
El tren corre como si el
tiempo no fuera necesario, los pasajeros intentan hacer que las próximas cuatro
horas caigan rápido en el minutero. Algunos, al fondo, leen un libro, hacen una
pausa sencilla, transitoria, tal vez les llegue un mareo de vez en cuando.
Otros se ponen unos cascos; la mayoría para escuchar, supongo, música, el resto
para ver una película maltratada por los años. Algunos jóvenes se van al
vagón-bar donde se piden una cerveza fresca. Un chico tímido mira de reojo a
una mujer rubia despampanante. Él, en cambio, deja pasar el tiempo. Realmente
no le importa demasiado lo mucho que pueda tardar el tren en llegar a su
trayecto final, lo que verdaderamente le importa es alejarse de esa ciudad, la
ciudad donde ha compartido los más sinceros momentos con su ahora ya ex novia.
Dolor, eso es lo que siente. Nunca había sentido la punzada directa de un
corazón roto. Él, que siempre se reía de todas esas personas que aseguraban que
el amor era la peor sintonía, aquellos que decían que estar enamorado era
maravilloso, pero que intentar dejar de estarlo era la peor experiencia del
mundo.
No hay duda, una puñalada seria menos
dolorosa. El mundo entero se encarga de buscar loca y desesperadamente el amor
¿Por qué, si nadie sabe el antídoto que calme su dolor? es de masoquistas
sentir que eres naufrago, y cuando vuelves a ser el que eras, volver a meterte
en el meollo y enredarte en tu propio pelo. Te enamoras, vives rápido y
felizmente, todo ahí afuera tiene sentido, significado, aún siendo la vida una
mierda; todo lo que te rodea se borra tal que una goma borra la huella de un
lápiz, así de sencillo. Y los días, todos ellos, son ahora soleados, aunque en
la calle diluvie, todo es de color brillante, cada mala noticia se arregla con
un simple beso. Y así, un día y otro más, y cuando te das cuenta han pasado ya
unos cuantos años. Pero claro, cuando el amor se va y no es por tu parte, o una
tercera parte decide romper tus mejores sueños, o simplemente una de las dos
partes de apaga, el tiempo se hace tenso, sofocante, inaudito, escurridizo, extranjero,
incoherente e incluso una hora parece un día entero, gris y asqueroso. Y
empiezan los llantos y todos esos problemas que días atrás tapabas con ese
simple beso. No sabes que hacer, que decir, como volver a nacer. ¿Qué hay más
pesante y triste que la persona que más quieres no quiera estar a tu lado? No
hay nada, un océano oscuro y delicado. Pero cuando vuelves a levantar la
cabeza, y sales de ese pozo hondo, todo parece volver a cobrar sentido, y es
entonces cuando te dices que has sido un autentico estúpido y que has perdido
el más valioso del tiempo derramando lagrimas por alguien que ni si quiera las
merece. Te dices: “ahora tendré cuidado” pero es que simplemente, no engañes, te
mientes. Un día llega esa persona que te enseña de nuevo a volar, que te saca
las mejores sonrisas, y que te devuelve los sueños que la otra persona se llevo
consigo. Y sin saber cómo, cuándo y dónde te encuentras otra vez perdido,
enamorado hasta las trancas. Y así constantemente empiezas un bucle sin fin.
Así se siente él,
destrozado, sin ganas de seguir viviendo. Ha dejado toda su vida, sus más
anhelados sueños, sólo para no tenerla cerca y le entorpezca en su camino. Así,
además de perder ese “gran amor” ha perdido todo por lo que siempre ha luchado,
y ha decidido irse a casa de su mejor amigo, encerrarse en la más oscura
habitación hasta que el dolor se vaya lejos.
He ahí el antídoto para el
desamor. Es evidente que no es lo mismo ver el toro desde la barrera, y que lógicamente
no es igualitario hablar desde fuera que vivirlo desde dentro. Pero es ahí
donde radica el error de las personas, se dicen: “el tiempo lo cura todo” no
señores, el tiempo no cura una mierda, lo que cura es lo que se hace en ese
tiempo. Si decides alejarte de todo lo que un día formaba parte de tu vida e
irte lo más lejos posible, es fácil que todo te parezca mucho más costoso, pues
no solo tendrás la dura carga de olvidar a esa persona, si no la penosa carga
de volver a construir tu ahora pisada vida. Si te encierras en la habitación
solo sin nada ni nadie, quizá te estés perdiendo los más maravillosos de los
días. Si decides no relacionarte con absolutamente nadie, dudo mucho que tengas un hombro en el que
ahogarte. Sin embargo, si aún con pena te quedas en tu lugar de origen y
continúas con tus costumbres el único peso que tendrás por delante es quitarte
de la cabeza a esa persona. Si en lugar de quedarte en casa, sales y disfrutas,
los días poco a poco volverán a tener luz, y si en lugar de construir un camino
solo, te relacionas con aquellas personas que no sólo te quieren sino que
además te apoyan, ellos te ayudaran a salir del paso, pues muchas fuerzas
pueden más que una sola. Así es como puede ser más fácil todo. Pero recuerda,
debes estar preparado, porque aunque creas haber aprendido, el amor volverá a
borrar todas las experiencias de tu mente y el bucle de tu vida seguirá
girando.
viernes, 15 de febrero de 2013
Jugar a una tragedia.
Y no mires si te asusta, y no llores si te duele, sólo cierra los ojos y ábrete al infierno. Intenta dormir en el preámbulo de una noche sostenida por los halagos. Y no recuerdes tiempos mejores, no pienses tampoco el los próximos peores, cierra los ojos y ábrete al camino e intenta no escurrirte en los más siniestros sueños y olvidarte de sentir. Y piensa en la posibilidad de saber usar bien la luz en una incansable oscuridad. Que no te llamen y que no te molesten, cierra los ojos y ábrete a la vida. Duerme, sólo duerme aunque te trastoque la idea de no poder disimular...
"Ya no peinas mi pelo son los dedos del viento"
"Ya no peinas mi pelo son los dedos del viento"
miércoles, 13 de febrero de 2013
Amores que se temen.
Los suspiros que se duermen,
el mecer de la noche en blanco
de los amores que se temen.
El despertar y el sonreír
incoloros, suspiros pesantes
tu alma y la mía aquí.
La tarde que pesa insuficiente
el descaro, la torpeza,
y la suerte de tenerte.
Los labios sudados que se muerden,
el desdén del nerviosismo,
la virtud de cuando el ceño tuerces.
Amar, sentir, tal vez soñar,
eclipse fortuito
tus pies al caminar,
corazón que resucito.
La incógnita del piélago,
el ahogo escondido,
con mi voz yo te alago,
Tu semblante boquifruncido.
martes, 12 de febrero de 2013
Morir.
Morir, un término inconstante que se me antoja desquiciado ¿Qué
tantos temores la gente le tiene, que sufrimiento e imploro causa, para ser sin
duda el final más temido? La muerte, el más oscuro y enigmático destino, el más
viejo amigo que nunca falla, que llega, siempre, tarde o temprano. Un
lanzamiento directo hacia lo desconocido, hacia la nada, a miles de alturas por
subir. Desconocer lo que está por llegar y venir resulta tan significativo,
como para que las pisadas del descaro de la muerte, nos persigan hasta en
momentos terrenales, hasta que decide hacerse notar. Las garras feroces y
afiladas se presentan, sin si quiera llamar o avisar, y te arrebata de un soplo
el último y ahogado aliento. Finalizar una luz que merecerá, tras su paso,
lucir ya oscura. ¿Quién sabe que cosas esperan al cruzar? La gente y criaturas
que lo saben, mala suerte la nuestra, ya no están aquí para contarlo. La
incógnita sospecha de encontrarte, con fortuna, a alguien que desde hace tiempo
no veías.
Morir, pasar a
dejar de ser. Quién sabe, tal vez el cuerpo sea el que desfallezca y se halle perdiéndose
en la tierra, y el alma, la mente, o lo que sea, se aproxime a mundos
paralelos, diferentes nada más. El contraste de perder lo que aquí tenemos, o
tal vez, ganar mucho. Un precipicio llano, oscuro o con luz, la negrura o la
blancura. Un océano abierto, tan grande como para no saber nunca que se esconde
tras él. Morir.
Ya lo dijo
Shakespeare:
"Morir,
dormir… nada más; morir, dormir, dormir… quizá soñar.
Tenías prisa.
Ya casi veo muy lejos el día que te dignaste, como sólo tú podías,
a venir al mundo. Echando la vista atrás, recuerdo como nerviosamente fuimos
todos a esperar tu llegada, con miedo de que tu mamá pudiera pasarlo mal. Me
acuerdo también, de lo cerca que estabas de ese fatídico, feo e imperfecto 27
de abril, de cómo llorar por tristeza se convirtió, inconscientemente en
lágrimas de alegría. Una noche, no tan fría como esperaba, una noche que dejó
de ser normal y dejó paso a otros mejores asuntos por celebrar. Tenías prisa,
demasiada prisa, prisa por ver que tan buenas cosas te quedaban por vivir, que
especial sorpresa de juguetes, ropa y demás te esperaba al llegar a casa.
Tenías prisa por venir, por llegar pronto, seguramente querías disfrutar del
día de la madre, seguro que sí. Recuerdo incluso, como nos confundieron,
equivocadamente, y nos hicieron creer que eras una chica, da igual, te
queríamos mucho antes, incluso, de que nacieras. Por suerte, y como debía ser,
tu nombre seguiría siendo Asier. Me alegra mucho que tengas ese bonito y
abundante cabello como el oro, rubio perfecto, como todos esperábamos que
fuera, como tus ojos, que más bonitos y luminosos ya no pueden ser. Pero lo que
más me gusta, es que cuando decides regalarnos ese momento efímero de felicidad
y te da por sonreír, dos preciosos, y ahora diminutos hoyuelos se dejan caer
felizmente en tu cara de bebé.
Y así llegaste, y
nos hiciste abuela, abuelo, bisabuela, tíos, primos, madre y padre, a todos. Y
así llegaste y nos devolviste la felicidad que hace tiempo no teníamos. Que aún
no entiendo como algo tan pequeño puede hacer que tengamos sentimientos tan
grandes.
Y así llegaste y
nos diste luz.
lunes, 11 de febrero de 2013
Felicidad.
Todos la buscamos fervientemente, y anhelamos abrazarla y
retenerla con nosotros para siempre. Pero todos coincidiréis con que es
tristemente escurridiza. Yo incluso, sintiéndolo mucho, voy más allá.
La felicidad es
tan efímera como un pestañeo invisible o un bostezo rápido. Incluso a veces he
pensado que ni siquiera existe. ¿Qué supone ser feliz? Ser feliz se da cuando
muchísimos factores coinciden en un único punto. Perfecto, todo debe estar
perfecto. Felicidad y perfección son dos conceptos que están muy unidos, mucho
más de lo que podemos imaginar.
Ese estado que
muchas veces creéis tener se llama estar contento. No voy a negar lo que es
evidente; hay veces en las que puede parecer, o incluso puede que así sea, que
seamos totalmente felices. Pero, qué raro, una mínima discusión trunca y
estropea cualquier buen estado de felicidad, o puedo ir más allá, una muerte,
una pérdida irreemplazable puede hacer mella en ti durante meses, incluso años,
o lo que es peor, de por vida. ¿Por qué? Por la perfección. Muchos dicen que no
existe, y sí, estoy de acuerdo. Nada es perfecto, siempre tenemos algo que
sobra o falta en nuestra extraña vida, siempre algo sale mal, o simplemente se
estropea lo bueno, siempre queremos incoherentemente algo más de lo que
tenemos, siempre hay sueños que queremos cumplir y entorpecen hasta el más
brillante de los día. Pero ¿Y si hubiera alcanzado todo lo que sueño, y aún así
no soy feliz? Cierto, somos seres racionales, y aunque no lo parezca estamos
socialmente unidos, quizá no tanto en conjunto humano de desconocidos que ni
siquiera sabemos quiénes son, pero si unidos física y sentimentalmente a
nuestros amigos, familiares y conocidos. Y aunque tu vida este en perfecta armonía,
siempre habrá alguien que, orgullosamente, te importa, que está pasando por un
mal momento, todos conocemos a alguien que hoy en día no es feliz; y como ya he
dicho, perfección y felicidad van a la par, y si no está lo primero no existe
lo segundo. Así de fácil es como nos han engañado.
Y ahora os
preguntáis, tal vez, que habéis hecho durante tanto tiempo, y puede que también
penséis que lo habéis hecho fatal. No, todo lo que sea intentar que tú y tus
allegados se planten con una bonita sonrisa vale la pena. Da igual, llámalo
como quieras, está bien intentar ser feliz. Pero recuerda que sólo dura un
tiempo, un momento, un chasqueo de dedos... Hay que vivir lo mejor que se pueda
en este mundo terrenal. Pero poco o mucho, que bien sienta eso ¡Joder! Disfrútala.
Puede que parezca
que estoy loca, o tal vez sólo intento ser feliz...
Morder el cielo.
Un rescate, de eso, llanamente, se trata. Me rescatas de mis más penosos miedos, con tus abrazos, esos fuertes y sentimentales, de los buenos, con tus besos suaves, pasionales y extremos. Dicen, entre muchas cosas y locuras varias, que cada boca sabe diferente, pero no, es que la tuya si es diferente de verdad. ¿Cómo un beso tuyo puede transportarme a mundos extra corporales, inhumanos, ideales, trascendentes y metafísicos? Puede, pensarán alguno, que sólo estoy enamorada, pero es que antes incluso de saber que eras el hombre de mi vida, un besos tuyo tuvo demasiado efecto en mi. Cerraste heridas desde hace tiempo ya abiertas, calmaste nervios patentes día a día, me ayudaste a soñar hasta en los más perturbadores deseos incapaces de realizar, secaste, sin saberlo, la lluvia de mis ojos, así, tan fácil, con un bonito y limpio beso.
Difícil, lo sé, cada relación, cada nuevo amor, es difícil. ¿Pero que hay más bonito que algo difícil? Así es como debe ser todo, no sólo el amor, todo. Lo impresionantemente difícil, hace que valga la pena, que sea valioso luchar, luego, sin duda, saboreas más el resultado; y no importa, incluso, que a veces no obtengas el resultado esperado, pues, al menos, es mejor que no haberlo intentado y quedarse con la duda de aquellos que, un día, pondría haber sido.
Inviertes cada estado de ánimo. Las noches oscuras, siniestras, dolorosas, cuando las pesadillas del pretérito vienen y me sacan un frío y cortante grito, tú, amor, me devuelves al presente, y no sólo me calmas sino, que además, las pesadillas salen volando, que casi no las veo irse, y los sueños se adueñan nuevamente de mi. En las mañanas, que por muy soleadas y calurosas que sean, sigilosas vienen grisáceas a apoderarse otra vez de mis más flacos y pesantes ataques de soledad, tú con una simple llamada, me abres los ojos y me recuerdas que el día será como yo quiera que sea. Me dices cosas que nunca jamás había oído antes. Me enseñas que un hombre puede ser lo peor, pero también lo mejor que te puede pasar en la vida.
No importa, para nada, que las ciudades natales de las que venimos sean totalmente opuestas a la par de distanciadas, el amor es universal aquí, allí, en cualquier raro lugar. Lo que verdaderamente importa, es que hoy por hoy, estamos destinados a estar juntos, somos polos opuestos que se atraen, somos personitas que son empujadas hacia la misma dirección donde el otro se encuentra. Tú hacia mi. Yo hacia ti.
Efectivamente, el cielo se puede morder, y esta riquísimo.
Una gran Paloma.
Has desojado la primavera con su flor
con tu sumisa y lenta partida,
el recuerdo que dejas no es mucho mejor.
Se fueron las mañanas agradables de abril,
en mi colmada y opaca mente sé,
que la carretera fue
la ultima en verte sonreír.
Recuerdo cada ápice que traías con el viento,
que de lejos que te toco
ni sabes, ni conoces lo que siento.
Traes la carne viva en mí,
como un día libre, nuevo y sin fin.
En cada sonrisa
me acostumbro a
dibujarte,
que los roces de tu piel
me resultan sofocantes.
Sigues siendo esa gran Paloma
Tan blanca y perfecta,
que prefiere volar por los cielos de Roma.
Así te vas,
arañando el denso viento
robándome un día más
Incapaz el aliento.
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