La cara descompuesta,
las ojeras malvas,
de quien te ve y no te
salva.
El latigazo del temporal
de quien te roza y luego
se va.
El vino en tu garganta,
la dulce melodía
de quien a tus orejas
canta.
El caminar irregular,
los pasos en falso
de las nubes al despertar.
De tus lágrimas secadas
de tus escondidas
escapadas.
Las mentiras en la boca,
del fantasma que te
invoca.
Te sientas y te acomodas,
mientras las flores
brotan.
Y el tiempo sigue
avanzando,
tú te pudres y te ahogas
gritando.
La luna mece,
tú te creces.
La noche te acompaña
con las drogas tú te
ensañas.
Tus ojeras malvas
regresan
y tus llantos ya no cesan.
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