sábado, 27 de abril de 2013

27 de abril.

Hoy es 27 de abril. Un día como otro cualquiera; las calles se levantan sigilosas y dueñas de todo su amanecer, las flores, como otro año, el agua quieren beber, el tiempo corre arrancando un día mas de vida, el sol se deja ver por aquí y por allá, pero ha querido esconderse,las nubes hoy han decidido salir, la gente se levanta y hace su vida, con su tiempo, su momento, su calma. Hay personas que están tristes, otras un poco más felices, otras en un estado tan frenético que no les importa nada ni nadie. En cuanto a mi, ha pasado tanto tiempo que ya no reconozco si estoy feliz, triste, cansada, melancólica, pasota, dolida o enfadada; puede que en realidad sea un cóctel de todo.
Hoy es 27 de abril. Y que curioso que el día de hoy es demasiado feo, demasiado inusual. Pero que putada que es el único día del año, en el que dejo de ser atea y rezo a no se cuantos dioses del mundo, a veces también a diosas de la mitología griega, y pido, imploro, solicito, obligo, grito, susurro, ruego que tu estela no pase hoy por mi mente, que no pueda acordarme de tu nombre. Mejor aún, que no recuerde que soy hija y que tu eras madre. Rezo a alguien, a ese " genio maligno" y le pido el único favor que realmente necesito. Pido que sin darme cuenta, de repente, sea 28 de abril y no me haya enterado de que ayer fue tu aniversario. Nunca lo he conseguido. Hoy tampoco.
Hoy es 27 de abril. En mi corazón creo que no queda ya ningún recoveco en los que el amor y la poesía choquen con el asfalto, en los que tus ojos brillen más, pero en realidad mucho menos de lo que yo siempre he querido. Si, querido, una palabra que no entiende de banderas, fronteras, razas, religiones, querer es querer, es el idioma universal, pero la muerte muchas veces acaba con eso también, entre muchos suplicios de convivencia. En verdad, puede que la muerte no mate el querer, pero si llega a un punto en el que la línea entre recuerdos, melancolía, olvido e imaginación se torna muy fina.
Y yo imagino muchas cosas contigo el día de hoy, mamá, hoy recuerdo muchas cosas nuestras, me vuelvo melancólica si pienso en ti, y luego me doy cuenta de lo mucho que he olvidado; y al final ya no se lo que es y lo que no es. La línea es entonces muy frágil.
Hoy es 27 de abril. Seguramente podría pasarme horas de eternos e inflamables sentimientos rebozados de lágrimas y penas varias; podría gastar el boli, comprar otro y gastarlo de nuevo, y dejar los bosques secos hablando de lo triste que estoy desde que tú te fuiste.
Y así es la muerte, llega un día y de repente te deja vacía, sin vida, sin sentido, incluso quieres irte con ella tú también. Pero luego lo pienso fríamente y tú, pequeña Paloma, no creo que quisieras eso. Y es precisamente plantearnos el sentido de la muerte, lo que le da sentido a la vida. Y aunque la torpeza de la vida nos musite cánticos y ponga fin a una sonrisa, puede que lo malo de este mundo acabe siendo la moraleja de un pequeño cuento. Y como todos sabemos, en un cuento siempre hay una parte mala. Porque al final no creo que haya nada que pueda separar dos almas tan semejantes como la tuya y la mía.
Hoy, 27 de abril, muchos van a llorar por ti, yo, en cambio, te dedico mi mejor sonrisa.

miércoles, 17 de abril de 2013

Un par de veces cada hora.

He pasado todo el día recordado tu nombre. Me he percatado de lo muy presente que estás en cada uno de mis días. Creo que no soy capaz de no acordarme de ti por lo menos un par de veces cada hora, y si lo piensas eso son muchas veces al día, muchas veces a la semana, al mes y al año. Es como algo que ya siempre estará sujeto a mi de por vida, son como las rosas, que están llenas de color y de alegría, pero que, paradójicamente, llevan consigo algo oscuro, triste, algo que les pesa, unas espinas que para nada pegan con su rojo sangre. Tú pinchas de igual modo en mi, en mi corazón, en mi mente, hasta a veces pinchas el gesto de mi cara; se me rompe rápidamente la sonrisa y la alegría, el sol, la primavera, las flores... Todo se rompe si pienso en ti, yo me rompo también.
Ese es el problema de los recuerdos, que normalmente nos entristecen, cuando en realidad deberían traernos con el aire aquellos bonitos momentos. Pero eso es difícil, porque aquello que se recuerda es aquello que ya no se tiene y resulta muy complicado no sufrir por algo que sin la más implicación y consentimiento se ha ido de un plumazo de tu mundo.
Pues sí, pienso mucho en ti, de como en realidad la vida ya no tiene demasiado sentido.
El asfalto es más lúgubre y gris que antes, odio los ojos claros, cristalinos, porque me empujan a un abismo tan doloroso que no puedo ni respirar; la primavera no es primavera porque es entonces cuanto tú te fuiste, el calor que viene a darnos un respiro a mi me parece asqueroso y sobrante, ni tampoco me gustan ya las florecitas que nacen alegremente, tú fuiste la flor más hermosa, que se dejó marchitar cuando el resto quisieron nacer y vivir. Me da miedo, además, tocar todo eso que con tu juventud deberías tocar ahora, me da pena sentir aquellas cosas que como una gran putada tantas pocas veces sentiste tú. Siento, en lo más profundo de mi, culpa, porque yo aborrezco la vida, esa que tú si merecías. Hay muchas veces en las que me pongo tan triste que pido que vuelvas, que te imploro que regreses para reírte hoy aquí conmigo, que me muestres tus hoyuelos y tus ganas de patinar con tu ropa quiksilver; que te pido que me digas las cosas que eran tuyas y mías, sólo nuestras. Y al final acabo dándome cuenta que el efecto que siempre ya estará en mi de ti es tan potente que el protagonista de mi libro se llama como tú.
Si, lo sé, la vida es así, así de mierda o de bonita, según se vea. Según se vea porque a veces es vergonzoso como hace falta que las personas se vayan de nuestro lado para saber lo mucho que sentíamos por ellas, y lo estúpidos que somos por no haberlo dicho nunca. Mierda por no poder decirlo y bonita porque esos sentimientos salen hoy a la luz.
Una pena que no se me de igual hablar que escribir.
Hoy me he acordado mucho de tu nombre...

"Lo que he aprendido a lo largo de mi vida, es que cuando algo se cruza en tu camino, debes tomar una elección: enfrentarte sin miedo a perder, o rodearlo y adaptarte. Pero tienes que hacer una de las dos cosas para poder seguir"

Una vez alguien dijo: "Vive cada día como si fuera el último, por que un día de estos lo será"



Desafío

"Llegas tarde y sin alma como un hilito de voz que se quiebra de tanta mentira que pesa en tu boca, de una boca que a veces me quiere y a veces me odia y comienza el desafío de que te marches y me dejes solo frío. Y te juro que he tratado de entenderte pero tu orgullo es quien enciende mi rabia maldito sea tu escudo y maldita mi calma, maldita sean las palabras que acompañan, las dudas, las veces que has llorado por los recuerdos que por miedo has borrado.

Ahora cuando cambia el aire, cuando al despertarme ya no duele por dentro, ahora que te quema el cuerpo de todas las heridas que dejaste amor. Ahora puedes llorar, llenar un mar en soledad o tratar de hacer girar atrás el tiempo, deshacer entero el universo o quemar los versos que te dije alguna vez, que tu ausencia se me fue desgastando de amanecer sin ti, sin tenerle miedo a la tormenta, a esa que te inventas, que me dejas en el alma. También puedes vivir dejando todo en el olvido o cubrir con tu vestido la locura, como sobrevive tu ternura cuando te desnudas y te entregas en silencio, cuantas veces me abrace con el viento y amanecer sin ti, sin tenerle miedo a la tormenta a esa que te inventas, que me dejas en el alma como un desafío.

Vuelves pero escondes la mirada por si tus ojos desvelan secretos, que callas, que sueltas cuando llega la noche, y mi dilema no es la sombra que te espera, mi reto es luchar contra la pena que me queda, con los sueños que has borrado..."

Malú: desafío.

Una de las letras que más pueden identificar los corazones, los rotos. El mío, alguna vez, también.

lunes, 15 de abril de 2013

Un día es ayer.

A menudo son aquellas personas a las que menos demostramos nuestro cariño y amor por las que en realidad daríamos algo más que nuestra propia vida.
Nos acostumbramos a dejar pasar los días, sin decir te quiero, nos decimos: "un día se lo diré" pero resulta que de repente un día es hoy, y luego sin saber muy bien porque un día es ayer, y ésta es tu vida... Así de rápido han pasado los momentos que considerabas necesarios e importante para sacar a la luz tus más dormidos pero vivos sentimientos; y así la vida ha pasado y esas personas acaban yéndose sin saber realmente lo mucho que te importaban.
Yo tengo también una persona en mi vida a la que habitualmente no le digo "te quiero" pero es precisamente ella la que me ha enseñado que las cosas más importante a veces no es necesario decirlas sino demostrarlas. Todos tenemos a alguien que es más importante y potente que el resto de seres humanos que forman parte de nuestra liada y complicada vida, todos tenemos un apoyo que es necesario para el resto de nuestros días.
Si, hablo de ti. Tú me has enseñado lo mucho que sé, digo mucho porque esa es la palabra necesaria, porque lo que sé es mucho, ni siquiera suficiente, mucho. Lo poco de bondad que queda en mi es porque siempre tú has puesto ese ápice en mi existencia, me has enseñado a ser buena. Tú me has abierto los caminos que por mi misma no era capaz de abrir, ni tampoco de cruzar.
Me has mostrado que tras la cortina había sol. Que los miedos hay que superarlos a menudo sola, porque así es como verdaderamente uno aprende, que es así como uno nace y muere, solo, que son tareas de uno mismo. Me has enseñado a hacer las mejores paellas, las mejores croquetas y la mejor tortilla. Me has cuidado siempre aún siendo ya demasiado adulta. Pero hay algo que es necesario que sepas: desde siempre has manejado las cuerdas no sólo de abuela si no también de madre, y no sólo para mi sino para muchos otros más, eso tiene un gran valor; pero cada unos siempre ha tenido su figura materna verdadera. La mía por supuesto que perdura y supera todos los años del mundo, pero aún así, en realidad tú has sido mi verdadera "mamá" y ambas sabemos que nuestra pequeña Paloma sonríe cuando escribo y pienso eso, así es como a ella le gusta que sea y aunque su lugar nunca podrá ser restituido, desde luego contigo no he sentido su carencia tan cruel y ferozmente. Y eso, evidentemente, es de agradecer.
He aprendido a sonreír cuando habían ganas de llorar, me has enseñado el valor de la vida, que muy pocos, por desgracia, conocen. Somos humanas, hemos discutido hasta desgarrarnos y desgastarnos la boca, pero al final, como pasa con todo el mundo que se ama, tú regresas a mi y yo a ti. Somos importantes la una para la otra y al final del camino eso es lo que verdaderamente importa.
Yo he crecido contigo, madurado, me he equivocado estando a tu lado y luego me has mostrado como acertar.
Si, eres lo más importante, que perdurará siempre, sin que tiempo tenga efecto en nuestros lazos afectivos. Y ahora ya lo sabes, sabes que te quiero.

"¿Sabes? Cuando has vivido bastante y has perdido a bastantes personas, aprendes a valorar los recuerdos que tienes y dejas de lamentarte por los que nunca tendrás"



miércoles, 10 de abril de 2013

Desde cero.

El problema de las historias que no se acaban en su totalidad, es que se corre el riesgo de que vuelvan a repetirse una y otra vez(...)


El avión salía a las 14:03, una hora encantadora, justo la excusa perfecta para que pudiera comer mucho antes. El cielo había querido darle un pequeño respiro, aunque a lo lejos se dibujaban unas nubes totalmente blancas, como el algodón. No traían agua. Sin embargo en la ciudad hoy se respiraba cargado, ni las flores de la primavera daban un giro al humo de los coches. El ambiente estaba ofuscado, cansado. En Valencia la primavera no le resultaba nunca demasiado acogedora, sobre todo porque la soledad sale cuando el calor entra. Eran entonces las 8:00 de la mañana; ella encendía un cigarro, se asomaba tímidamente a la ventana de su perfecto cuarto, y daba unas grandes caladas, quería fumarse el tiempo. Justo a la misma hora él retenía un suspiro mientras la cama era el lugar más maravilloso del planeta.
Cuando terminó su cigarro de la muerte, preparó café, exquisito, de una buena y en armonía mezcla; luego, en cambio, dejó que se enfriara en su taza étnica color rosa. Hacia ya una semana que había preparado su maleta. A menudo sacaba prendas de todo tipo, se enfadaba y las arrojaba al armario, al cabo de escasos minutos volvía a doblarla y a introducirla en su compañera de viaje.
A las 12:00 en punto salió de casa, sin maleta. Empezar de cero es realmente eso, desde cero, desde la nada, transparencia y nada más. Justo a la misma hora él comía una pizza procuito funghi, demasiado cruza para su gusto, acompañaba su paladar con un trago fresco de cerveza.
Llegó al aeropuerto justo a las 12:40, para entonces ya se había comido, a desgana, un sándwich de huevo, mayonesa y jamón york. A las 13:45 todos los pasajeros ya estaban acomodados en sus asientos. Un ligero olor a mandarina perfumaba todo la estancia, incluso producía dolor de cabeza. En todo el avión habían 7 niños, de diferente edad; la mayoría emocionados por poder volar. 7 niños... Justo las mismas veces que el corazón del chico se había acelerado.
El avión despego con vehemencia y sus oídos quedaron largamente taponados. Tres azafatas se paseaban por todo el pasillo ofreciendo multitud de cosas para hacer más llevadero el viaje. Exactamente 3 lágrimas fueron las que salieron de los ojos del chico. Luego las retuvo, todo lo que pudo, para una mejor ocasión.
Pasadas dos horas y media el avión tenía nueva casa: Roma.
Las calles se alzaban petrificadas ante sus pies, en Roma el aroma era bien diferente, el tiempo era más frío, si, pero aquí cada uno siempre estaba en su lugar.
Cogió un tren rumbo a la estación Termini; justo a un par de calles se encontraba su hotel: Positano, esperando para acogerla hasta que finalmente decidiera donde vivir.
El olor de pizza recién horneada le devolvió el apetito. Había una cantidad importante de bares y restaurantes perfectos y diferentes.
El hotel era justo como esperaba. Ninguna sorpresa. Subió hasta la habitación número 11, justo el mismo número de rosas que le esperaba tras puerta... 11 rosas y el chico. Las lágrimas ya no pudieron ser retenidas...

-¿Qué haces aquí?

+He venido a luchar por ti...

-¿Cómo dices?

+Tú llevas 3 años luchando por mi, ahora me toca apostar por ti, luchar por ti. He venido sin nada más de lo que tus ojos pueden ver, he venido para empezar de cero, y estar contigo, para que tu vida sea la mía...

(...) Acabar una historia, a veces, no significa poner punto y final, sino consolidar aquello que pensaste que podría tener fin. Muchas veces apostar fuerte significa también finalizar algo, como acabar con tus miedos, con tus dudas, con tus inseguridades, con tus problemas... Así puedes empezar un nuevo capítulo.
Esto es un nuevo capítulo de dos personas que un día quisieron poner fin, para acabar con todo, cuando realmente debían acabar con un millón de cosas más. No se si este capítulo será bonito, no se si este capítulo acabará bien, tampoco sé como seguirá; sólo se que se llama "doscientos siete"










jueves, 4 de abril de 2013

"Y en menos de un instante… todo cambia. Dejamos el pasado atrás, y nos lanzamos hacia lo desconocido: nuestro futuro. Partimos hacia lugares remotos para intentar encontrarnos a nosotros mismos. O, intentamos perdernos explorando placeres más cerca de casa. Los problemas empiezan cuando nos negamos a aceptar los cambios, y nos aferramos a viejas costumbres. Pero si nos aferramos demasiado al pasado, puede que el futuro no llegue nunca."

Dicen que para empezar una nueva historia hay que acabar otra. Hay veces en que para poder cerrar un viejo cuento es necesario empezar uno nuevo, así te fuerzas a decir adiós. Pero hay otras veces en las que nos negamos a empezar una nueva vida, porque odiamos lo desconocido, lo tenemos, porque nos resulta misterioso... Nos quedamos aferrados a las cosas del pasado, para siempre. Dicen también, que es malo quedarse allí, que sólo causa dolor recordar lo que un día fue. Yo sin embargo no opino lo mismo.
Hace mucho tiempo que mi historia terminó, no he querido nunca empezar unas nuevas líneas, una nueva narración; puede que sea malo, pero a menudo lo malo nos hace felices, y eso es lo que importa, lo felices que somos, independientemente de que la glándula de nuestra felicidad resida en el pasado. Al fin y al cabo aquellos que como yo prefieren estar en el pasado viven de recuerdos, de ilusiones, de aquellas cosas que podrían haber sido y por desgracia ya nunca serán.

Casualidades.

Es impresionante como una sencilla casualidad puede favorecer tanto un momento, o de lo contrario joderlo. Alguien o algo, algún ser magnífico, ha debido, en antaño, poner a cada persona en el lugar adecuado para que al caminar por su vida acabe topandose con otra persona, que a su vez ha sido puesta, también, en ese otro lugar, haciendo que una casualidad se convierta en el cambio más importante del mundo. Se han ido escondiendo momentos, seleccionados específicamente en día, mes, año, minuto y segundo, esperando tranquilamente a que la gente los descubra. Mucha gente ni si quiera espera su momento, sino que sin demora, se apresura a encontrar la casualidad que le haga cambiar de rumbo; puede que estén cansados ya de su habitual vida, o puede que quieran vivir otros frenéticos momentos, pero sea como sea buscan esos depósitos de casualidades para ser, supongo, felices. Otros, sin embargo, no saben captar el efecto de una casualidad, dejan pasar el tiempo, y al final...pasa de largo. Tal vez, estén bien como están. Otros, se sientan y
esperan a que el destino y ese algo o alguien les haya puesto la casualidad en su camino y así aprovechan la vida y su momento.
Yo, he debido ser una imbécil, no he tenido tiempo ni de buscarla, ni de pasar de largo, ni de esperarla; tan poco tiempo tenía que he hecho las tres cosas.
Busqué desesperadamente la casualidad que hiciera que mi barco navegara a buen puerto, o si no es posible, al menos con viento a favor. Tanto la busqué que al final
la encontré. Ni el ser que las fabrica ha podido esconderlas para mi. Alomejor esa casualidad no era de mi pertenencia, pero yo me he adueñado hasta el último gramo. Luego dejé la casualidad que sin preceptos me taponaba la alegría y la dejé pasar de largo, fácil, rápido casi sin dolor. Y por último y aunque parezca que no, lo más importante: ahora espero, espero la casualidad que mantenga aquella casualidad que en su día ya busqué.
Cada uno que haga lo que quiera, yo aprovecho y vivo deprisa. Y aunque esa casualidad ni siquiera puede que sea para mi y un día la pierda, me he delimitado a no esperar que las cosas vengan a mi, sino a salir a la calle y luchar contra los más imperfectos monstruos y agregar lo que en mi vida faltaba.

Y así te encontré, así eres la casualidad más bonita del mundo.

"La cosa más insignificante puede cambiarte la vida. En un abrir y cerrar de ojos, cuando menos te lo esperas, ocurre algo por casualidad que te embarca en un viaje que no habías planeado, rumbo a un futuro jamás imaginado. Quien sabe a donde te llevará, es la aventura de nuestra vida, nuestra búsqueda de la luz, pero a veces para encontrar la luz hay que atravesar las más profundas tinieblas"



lunes, 1 de abril de 2013

¡Baila!

"De pronto una canción familiar... y... te levantas de la silla con un movimiento exquisito, preguntándote, buscando, husmeando el aire como un ciervo moteado. ¿Acaso dios ha oído tu pequeña plegaria? ¿Volverá a bailar cenicienta? Y entonces... de repente... la multitud se aparta... y ahí está él, elegante, con estilo, radiante de carisma, curiosamente está al teléfono pero en fin... ¡tú también! Y el va hacia ti... con los andares de un gato salvaje, pero como lo son la mayoría de solteros arrolladoramente guapos de su edad, piensas... ¡qué demonios! ¡La vida sigue! Quizá no habrá matrimonio, quizá no habrá sexo, pero por Dios... ¡seguro que habrá baile!"


Aquí estoy.

Y aquí me tienes, sentada en la arena de una playa impoluta y bella, mirando hacia el mar, hacia donde mis ojos dicen: ya no puedo más. Aquí estoy otro día, intentado recuperar los pedazos de las cosas que me dejaste en el ayer, de aquellos recuerdos que aún hoy día quieren aquí permanecer, de esas cosas que un día me hicieron daño y que sin saber de que manera han vuelto para recordarme que tan mal lo hicimos en aquel tiempo.
Me tienes otra vez sentada en nuestro bar, en nuestras sillas, esas que nos acariciaban cuando por nosotros mismos no sabíamos casi ni hablar, de miedo, de vergüenza y de no sé cuantas cosas más. Aquí estoy en nuestro bar, el de siempre; y me acuerdo de como de puñetero es el destino, de como se ha cebado siempre con nosotros, de como nos ha intentando con todas sus fuerzas siempre separar, tanto y tanto que al final lo ha conseguido. Aquí estoy, en ese sitio donde ahora me es muy fácil encontrar la inspiración, que ni en el mejor lugar podría encontrar; puede que no sea el lugar, puede que las musas vengan sencillamente de tu limpio recuerdo, sólo puede. Y sin darme cuenta el café se torna frío, hielo, tanto como mis esperanzas de volverte a ver.
Ha pasado mucho tiempo, un cierto tiempo, diría que prudencial en el que se supone que las cosas y los sentimientos deberían olvidarse; peno en mi no, en mi sólo estaban dormidos, y el problema de las cosas que se duermen es que tarde o temprano tienen que despertar.
Aquí estoy, una fuerza que no es natural me ha llevado de nuevo a nuestro bar, donde el café no era tan bueno, pero las conversaciones endulzaban cualquier mal sabor; en realidad, de vez en cuando siempre que puedo vuelvo a este lugar , nunca sé por qué, pero me siento en la misma mesa, en mi misma silla, veo los besos que otros se dan. Pienso en cosas difíciles de aceptar, veo como intento amurallarme sobre un cambio que es imposible de parar, es tan fuerte como un gran tsunami, así de potente. Al final acabo cambiando, evolucionando, acabo siendo otra persona.
Y sigo aquí, en nuestro bar, donde locamente me siento a esperar. Y tu silla sigue ahí por si decides regresar...

"Dicen que el amor de verano es fugaz pero, a veces, lo que comienza como algo esporádico puede conducir a algo serio. Un simple viaje a la playa es todo lo que se necesita para despejar nuestras mentes, abrirnos los ojos y escribir un nuevo fin para una vieja historia.
Están aquellos que se quemaron por el calor, sólo quieren olvidar y empezar de cero.
Mientras que hay otros que quieren que ese momento dure para siempre.
Pero todo el mundo puede estar de acuerdo en una cosa: el moreno se pierde y las luces se oscurecen y todos acabamos hartos de la arena en nuestros zapatos, pero el fin del verano es el principio de una nueva temporada, así que, terminamos mirando hacia el futuro"


Esta es la historia de un chico al que le gusta comer manzanas muy verdes y ácidas. ¡Tan ácidas que repugna!