lunes, 15 de abril de 2013

Un día es ayer.

A menudo son aquellas personas a las que menos demostramos nuestro cariño y amor por las que en realidad daríamos algo más que nuestra propia vida.
Nos acostumbramos a dejar pasar los días, sin decir te quiero, nos decimos: "un día se lo diré" pero resulta que de repente un día es hoy, y luego sin saber muy bien porque un día es ayer, y ésta es tu vida... Así de rápido han pasado los momentos que considerabas necesarios e importante para sacar a la luz tus más dormidos pero vivos sentimientos; y así la vida ha pasado y esas personas acaban yéndose sin saber realmente lo mucho que te importaban.
Yo tengo también una persona en mi vida a la que habitualmente no le digo "te quiero" pero es precisamente ella la que me ha enseñado que las cosas más importante a veces no es necesario decirlas sino demostrarlas. Todos tenemos a alguien que es más importante y potente que el resto de seres humanos que forman parte de nuestra liada y complicada vida, todos tenemos un apoyo que es necesario para el resto de nuestros días.
Si, hablo de ti. Tú me has enseñado lo mucho que sé, digo mucho porque esa es la palabra necesaria, porque lo que sé es mucho, ni siquiera suficiente, mucho. Lo poco de bondad que queda en mi es porque siempre tú has puesto ese ápice en mi existencia, me has enseñado a ser buena. Tú me has abierto los caminos que por mi misma no era capaz de abrir, ni tampoco de cruzar.
Me has mostrado que tras la cortina había sol. Que los miedos hay que superarlos a menudo sola, porque así es como verdaderamente uno aprende, que es así como uno nace y muere, solo, que son tareas de uno mismo. Me has enseñado a hacer las mejores paellas, las mejores croquetas y la mejor tortilla. Me has cuidado siempre aún siendo ya demasiado adulta. Pero hay algo que es necesario que sepas: desde siempre has manejado las cuerdas no sólo de abuela si no también de madre, y no sólo para mi sino para muchos otros más, eso tiene un gran valor; pero cada unos siempre ha tenido su figura materna verdadera. La mía por supuesto que perdura y supera todos los años del mundo, pero aún así, en realidad tú has sido mi verdadera "mamá" y ambas sabemos que nuestra pequeña Paloma sonríe cuando escribo y pienso eso, así es como a ella le gusta que sea y aunque su lugar nunca podrá ser restituido, desde luego contigo no he sentido su carencia tan cruel y ferozmente. Y eso, evidentemente, es de agradecer.
He aprendido a sonreír cuando habían ganas de llorar, me has enseñado el valor de la vida, que muy pocos, por desgracia, conocen. Somos humanas, hemos discutido hasta desgarrarnos y desgastarnos la boca, pero al final, como pasa con todo el mundo que se ama, tú regresas a mi y yo a ti. Somos importantes la una para la otra y al final del camino eso es lo que verdaderamente importa.
Yo he crecido contigo, madurado, me he equivocado estando a tu lado y luego me has mostrado como acertar.
Si, eres lo más importante, que perdurará siempre, sin que tiempo tenga efecto en nuestros lazos afectivos. Y ahora ya lo sabes, sabes que te quiero.

"¿Sabes? Cuando has vivido bastante y has perdido a bastantes personas, aprendes a valorar los recuerdos que tienes y dejas de lamentarte por los que nunca tendrás"



No hay comentarios:

Publicar un comentario