lunes, 1 de abril de 2013

Aquí estoy.

Y aquí me tienes, sentada en la arena de una playa impoluta y bella, mirando hacia el mar, hacia donde mis ojos dicen: ya no puedo más. Aquí estoy otro día, intentado recuperar los pedazos de las cosas que me dejaste en el ayer, de aquellos recuerdos que aún hoy día quieren aquí permanecer, de esas cosas que un día me hicieron daño y que sin saber de que manera han vuelto para recordarme que tan mal lo hicimos en aquel tiempo.
Me tienes otra vez sentada en nuestro bar, en nuestras sillas, esas que nos acariciaban cuando por nosotros mismos no sabíamos casi ni hablar, de miedo, de vergüenza y de no sé cuantas cosas más. Aquí estoy en nuestro bar, el de siempre; y me acuerdo de como de puñetero es el destino, de como se ha cebado siempre con nosotros, de como nos ha intentando con todas sus fuerzas siempre separar, tanto y tanto que al final lo ha conseguido. Aquí estoy, en ese sitio donde ahora me es muy fácil encontrar la inspiración, que ni en el mejor lugar podría encontrar; puede que no sea el lugar, puede que las musas vengan sencillamente de tu limpio recuerdo, sólo puede. Y sin darme cuenta el café se torna frío, hielo, tanto como mis esperanzas de volverte a ver.
Ha pasado mucho tiempo, un cierto tiempo, diría que prudencial en el que se supone que las cosas y los sentimientos deberían olvidarse; peno en mi no, en mi sólo estaban dormidos, y el problema de las cosas que se duermen es que tarde o temprano tienen que despertar.
Aquí estoy, una fuerza que no es natural me ha llevado de nuevo a nuestro bar, donde el café no era tan bueno, pero las conversaciones endulzaban cualquier mal sabor; en realidad, de vez en cuando siempre que puedo vuelvo a este lugar , nunca sé por qué, pero me siento en la misma mesa, en mi misma silla, veo los besos que otros se dan. Pienso en cosas difíciles de aceptar, veo como intento amurallarme sobre un cambio que es imposible de parar, es tan fuerte como un gran tsunami, así de potente. Al final acabo cambiando, evolucionando, acabo siendo otra persona.
Y sigo aquí, en nuestro bar, donde locamente me siento a esperar. Y tu silla sigue ahí por si decides regresar...

"Dicen que el amor de verano es fugaz pero, a veces, lo que comienza como algo esporádico puede conducir a algo serio. Un simple viaje a la playa es todo lo que se necesita para despejar nuestras mentes, abrirnos los ojos y escribir un nuevo fin para una vieja historia.
Están aquellos que se quemaron por el calor, sólo quieren olvidar y empezar de cero.
Mientras que hay otros que quieren que ese momento dure para siempre.
Pero todo el mundo puede estar de acuerdo en una cosa: el moreno se pierde y las luces se oscurecen y todos acabamos hartos de la arena en nuestros zapatos, pero el fin del verano es el principio de una nueva temporada, así que, terminamos mirando hacia el futuro"


Esta es la historia de un chico al que le gusta comer manzanas muy verdes y ácidas. ¡Tan ácidas que repugna!



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