miércoles, 19 de junio de 2013

Ese lunar.

He reflexionado sobre ese lunar tan característico solo tuyo, ese borde infinito sobre tu labio superior, a la derecha. Lo he pensado varias veces. No me lo quito de la cabeza. A veces cavas en el fondo de mis esperanzas y me devuelves ese ápice de ilusión que años atrás no tenía. La verdad, me enfado ¿Para qué te voy a engañar? Me parece una putada que sigas torturándote de este modo, pero más cabrona me parece mi mente al permitírtelo.

Ese barranco en el que estoy, ese donde están todas esas cosas que se apresuran a soñar, que se abalanzan ante la nada, cuando todo es poca cosa. Ahí jugamos tú y yo, nos hacemos daño, o somos felices, tal vez. Aunque sea por un momento, ese es nuestro hogar. Luego... sólo queda mierda, repleto todo de malos y desfasados recuerdos, recuerdos de muerte, si, esa tan buena amiga tuya, con la que ya te entiendes, con la que llevas años saboreando eso que llamabas "otra vida", con la que eres un nuevo pájaro, con más colores y con más fortaleza que nunca. 
Yo, desde luego, me alegro por ti, pero es que en esta otra vida te quedaba mucho por hacer, y deshacer también. Aquí podrías haber sido también fuerte y vestir bonitos  y diferentes colores.

Echo de menos cuando cantabas en el caraoque " una rosa es una rosa", tus pasos al caminar por la casa, el poco ruido que siempre escuchaba cuando te ibas y me dejabas notas de buenos días por la mañana. Añoro ese cuaderno de poesía que hace tiempo no guarda tu letra, ver los toros junto a ti mientras yo tomaba coca-cola y tu cerveza fría, a veces pipas también. Extraño tu flequillo en desperfecta sintonía, y esas pulseras que llegaban hasta tu dedo corazón. Echo de menos esa lasaña que tantas veces he intentado imitar, y tus conversaciones a media tarde doblada sobre la vida, esas de las que ya no me acuerdo, y así me va. Añoro decir tu nombre, y ser tu hija. Pero lo que siempre más voy a echar de menos son esas cosas que nunca pasarán.


Espero, blanca y perfecta añoranza de mi ser, que algún día no se cumpla sólo mi sueño, sino el tuyo también. 

 

diferencias.

- Adoro cuando te ríes. 
+ No me río -se queda boquifruncido, sin apenas entender nada-
- ¿A no?- Musita vacilón-
+ No. Sonrío. 
- ¿Y qué diferencia hay?
+ ¿Acaso no sabes que el silencio y la sinceridad lo es todo?


Aún recuerdo cuando me mirabas y yo te miraba a ti, y el silencio era la mejor melodía; luego sonreías y yo sonreía contigo y nada podía rompernos la ilusión ¿No? Recuerdo cuán falsa era cuando hacía que reía con tus chistes malos, esos que ni tú entendías. Y el gesto tan sincero que sólo tú podías sacarme cuando sonreía. He ahí la diferencia, amor


martes, 18 de junio de 2013

Cosas en común.

- Es tarde, ¿qué haces aquí? 
+ He venido para besarte, princesa. 
- Deberías estar encerrado o algo así, por las tantas veces que has roto mi calma.
+ Tú deberías estar en el manicomio o algo así, por las tantas veces que desvarías al día. Ambos tenemos sentencias por cumplir, tenemos mucho en común, tú y yo, S
- Ya no. No hay nada que nos una.
+ Los dos estamos contemplando la luna, somos igual de miserables. 




Esas son las pequeñas cosas que aún nos atan. 


Salvarte.


Escuché como bebía la noche mientras gritaba a la luna. Se vistió de lagunas grises y aroma de sal, de un mar sin agua en el que nadar. En su cuerpo anidaba toda la calima del mundo, toda la rabia subida al peldaño de todo su infortunio. Vi como lloraba las noches y reía los días, como el tiempo sacudía su pecho de un extremo a otro, todo lo lejos del borde del mundo. Sentí su dolor queriendo forjar un terraplén repleto de todas las cosas alegres, que nunca supo aprovechar y que las torno negras y malas. Entendí millones de veces como la tortura era su buen motivo de vida, como el sol le parecía la peor putada del mundo; entendí que ni siquiera vivía por vivir. Vi las atrocidades que cometía  su corazón, como se sometía y se iba pudriendo con el paso de los días. Yo, te prometo, que intente salvar su mundo, o lo poco que dejó limpio. Me entretuve tejiendo una vida nueva para él, de verdad que sí; algo con lo que poder salir a flote. Miré tras sus ojos el moho que tenía todo lo que tocaba, que lo arruinaba, que lo hacía inservible, que lo mataba. Yo caminé con él durante un tiempo ¿Sabes? Éramos dos pasajeros que volaban cerca, pero en distinto vuelo.  
Provoqué la mejor figura de sus labios, si, cuando sonreía. Y de verdad que entonces pensé que era feliz, que la vida había cambiado, que volvía a tener entre sus dedos una nueva oportunidad. Pensé que todo empezaba a parecerle vida, que todo cobraba por primera vez sentido. Intenté convertir un camino en nuestro camino, hacer que se enamorase y enamorarme yo también...Pero al final entendí que era una espectadora más, y que a veces cuesta mucho encontrar algo que lleva largo tiempo perdido. También he sabido que soy una cobarde y que no tengo fuerzas para llevar ese caos que tiene por mundo y esa rabia que tanto forma parte de sus manos.
Aún te echo de menos, aunque tú me eches de más; aún me pierdo en tu foto, y a veces sigo sintiendo en mi labio el mordico de tu boca. 


Tal vez alguien pueda aún salvarte, para entonces, ven y sálvame tú a mí.

jueves, 13 de junio de 2013

He vuelto.

He vuelto, aquí estoy, en la especie más extrema de mis calientes momentos. Si, mírame,  ¿Sabes? Las cosas han cambiado por aquí. La ciudad ya no diluvia las calles solas y tristes de paseos inauditos, las cafeterías no resbalan los abrazos escondidos, ni en los bares de los ojos cerrados y almas borrachas -como el de esta cálida y sistemática noche- los bailes ya no acaban bien. 
Tampoco hay barcos de papel que van variando de rumbo, que van navegando por doquier, que son guiados por quién sabe qué. Amor, he vuelto, y aún no se por qué. He vuelto en el esfuerzo de guerrera, de esas con capa y espada, de esas que si merece la pena desechar. Todavía corren rumores de que sigo siendo esa chica con alma solitaria y corazón cabrón, con manos violadoras y perfume en la voz; esa de los cuentos modernos sin maquillaje ni crema hidratante, solo jabón dermoprotector; esa con ojeras malvas y barro en el tacón. He venido en el acorde del silencio, ese que tan a menudo acostumbrabas a usar. 
Ya veo, bombón, las cosas han cambiado por aquí, pero las líneas del amor siguen siendo del mismo color. Has subido a esa nube de algodón has bebido los licores del gemido con placer que fundían el amanecer, te has deleitado, me he deleitado, has visto las mejores flores, esas que yo también vi, has pensado que el mundo era mucho mejor, porque bueno, ya ves, así te lo decía yo. Todo es diferente, yo soy diferente también. Ya no sueño tus te quiero ni me enamoro de tus idas y venidas. 
En los soportales las estrellas brillan con mayor intensidad ¿Verdad, amor? Son más limpias las miradas y más reales las caricias; las noches son más puras y menos dañinas, y las mañanas son más inexistentes y menos lujuriosas, amor. Aquí acostada en el felpudo las ansias se llevan mejor. 
Dormida en tu regodeo, de ese vértigo que me aplasta, que me mata, me apuñala, la luna es menos espía y más consejera; si, te dice que esos rumores siguen siendo ciertos, que mi corazón aún es cabrón. 
Aquí en el borde del abismo aún sujetas la faja del corazón, esa que no te deja ni siquiera respirar. Aquí es todo del color de las nubes cuando hace aire, rojo pasión. Aunque nadie nunca nos avisó, que tras lo bueno y perfecto que los besos traen con su magnetismo y misterio, vendrían los caminos más inhumanos, esos que no entienden de razón, donde no hay sitio para los dos, en los que no hay manual de instrucción. Que el amor lleva sujeto también el desamor, cual  una tormenta lleva luego de nuevo el sol, porque ¿A quién no le gusta una tormenta? A mí me gusta oír la lluvia, mientras espero en el umbral de tu ventana, y veo las luces que se encienden.


He vuelto, todo es diferente aquí; he vuelto en formato melancolía, para que te vuelvas cabrón conmigo, para sujetar, si tus miedos te lo permiten, esta mierda de vida que tanto ha girado; he venido   porque todo se necesita y nada se extraña, porque es prioritario hacer que todo sea como antes, que todo quede en su sitio, que las luces se enciendan de nuevo, quizás.

.

Mi alma que vaga confusa, inerte, floja, impasible, sofocada, rendida, loca, tan lejos de todos los vientos que me impulsan a no tocarte, a no quererte ni a recordarte. Que puta y malvada es, que va por libre que te busca sola y que no pregunta si me apetece beberte otra vez.
He colocado manualmente los caramelos de tus virtudes para no vomitar sobre mi indiferencia, he salvado las distancias para no abrazarte en la penumbra, he bombeado mi nerviosismo para no manchar mi sombra. Pero ¿Qué más da? 
Que da igual porque lo connatural que siempre estará en mi es que te quiero, por encima de cualquier
mierda absurda.

lunes, 10 de junio de 2013

- Si quieres puedo ser la cuerda que te salva, esa que te impide saltar... si lo prefieres puedo ser tu paracaídas...- el chico valiente me mira mientras se deja ver agotado ya. Me gusta como mira, siempre me ha gustado.

+ Pero es que B. hace largo tiempo que estoy en caída... No creo que puedas salvarme.

Las costuras de nuestros cuerpos se alejan irremediablemente. Porque caer es eso, alejarse de las fuerzas, dejarse vencer, en definitiva, morir por dentro.

- O puedo ser esa red que te espera cuando caes. Incluso puedo ser la chica que te hace el boca a boca, también. Puedo ser muchas cosas, H., muchas...

+ ¿Por qué?- H. se acerca, y me besa la mano. Yo sonrío.

-  Porque tú has estado un tiempo perdido por ahí, ya sabes, amor, nadando entre tiburones, incluso el  rumbo y tú no erais muy amigos. Pero entonces aparecí yo, es así ¿Verdad, idiota? Tu mundo ahora ha cambiado, el problema es que aún no sabes si para bien o para mal...

+ A veces pienso que para mal- Lo suelta como musitando un daño acelerado- verás, no pongas esa cara, pero es que me has vuelto  loco.

- Tú me estas volviendo loca ahora, y en fin...H. por si no lo sabes eso es exactamente lo que el amor debe hacer.



Nunca pudimos deleitarnos con un bonito final ¿eh? Sencillamente, supongo, que dos locos nunca se llevarán bien. 


Siempre te gustó esconderte bajo las sabanas. Pequeño.



domingo, 9 de junio de 2013

Amapola.

Supongo que nadie nos ha preparado para esto, ¿No, cielo? 
Que el mundo no estaba hecho para sostener el peso adverso de las pinceladas que tu dabas cuando decías lo siento. 

Aún puedo notar ese extraño sabor que tu boca solo tiene, ese perfume de las puertas del aliento que tienes por labios, con ese color que tanto me recuerdan a las fresas. Te fuiste porque en realidad es así como debía ser; te fuiste porque ya no había razones para quedarse. 
La última vez que me besaste fue como descifrar el mejor de los colores, fue como averiguar para que vivimos, porque es así ¿No, D.? Hemos vivido para encontrarnos, o nos hemos conformado con abrazarnos, puede.
Siempre has sabido cómo llevar las cuerdas, aunque nunca quise ser tu amapola -y eso no significa que en realidad no lo fuera- 
Hacías con tus dedos las siluetas del dolor, y yo con los míos, muñecas de servilletas, esas de los bares en las que pone " gracias por su visita". Nunca nos gustaron demasiado los besos tras los cristales de esa atmósfera, esa que  luego tanto y tanto añorábamos. Siempre acaba recitando ese soneto de Shakespeare, en el que tú solo arrugabas tu alma cuando oías los últimos versos. Porque siempre quisiste que fuéramos eso, amigos, amigos que se aman. A veces.
Tú siempre me mirabas con esos ojitos almendrados y ese abismo subterráneo y negro acababa por cerrarse entre nosotros -por unos segundos-, luego se abría, y tú te ibas, me decías que jamás vendrías más por mí, ni por mi llanto, ni por mi aplomo, ni siquiera por mi amor; y te llevabas la poca vida que segundos antes habías engendrado en mi. Así me quedaba yo durante un tiempo, naufragando por ahí.
Yo me entretenía jugando a ser alguien, con esas guerras frías en el sofá, con el amargo sabor de Roma por las mañanas al despertar, donde todo volvía a estar en su sitio, todo excepto mi corazón. Que seguía queriendo buscar ese olor que tanto escasea porque de ese solo hay uno. Tú, en cambio, seguías el rumbo de tu vida, ni siquiera mirabas atrás, ni siquiera recordabas mi olor, porque siempre he pensado que del mío había  dos. 
Al final pasaba lo de siempre, mis guerras frías se acababan y mi olor acaba pareciéndote único. 
Volvías para abrazar la clandestinidad de mi locura por ti, esa que nunca he podido esconderte. Volvías por mí, por mi llanto, por mi aplomo, incluso volvías por mi amor. Porque siempre ha válido más esta escabrosa y sucia habitación que toda Roma, porque hasta el acanto de este balcón se despojaba de sus rizadas hojas y de su color violeta

Volvías porque en fin, D.... nunca deberías haberte marchado. 




Los versos de Shakespeare son: "Pero si, mientras tanto, pienso en ti, querido amigo, todas las pérdidas son restituidas y los dolores terminan"





martes, 4 de junio de 2013

Lobos.


La vida me parece ahora el hogar más oscuro.
Que de ti a mí los valles son completamente frondosos; donde en tu espalda el peso de la pena sigue sin ser suficiente para no ver sobre el cristal las mil-o más- mareas que te quedan por cruzar, porque ¿Quién sabe? tal vez se haya vuelto opaco, de tantas veces que lo has tocado, eso sí, en la distancia. 
Que el mundo se me queda grande porque en las hojas secas que nacen de nuevo en tu interior no hay salida, ni bocanada para hacer de todo algo bello. 
Y me doy cuenta de que en realidad nunca hemos sabido llevar esto con elegancia. Que me he vuelto gilipollas, o que me he enamorado si te parece más sutil. Que te he arrancado uno a uno cada gramo de paciencia, que surgía en tu inocencia de niño, o eso me decías tú. 
He versificado todo ese ruido que desprende tu amor, tanto como para no necesitar más que el aire de tu boca, tanto como para que las rosas de esta mierda de primavera olieran diferente, olieran especial.
Y que difícil me parece socavar en el alma del reloj de tu memoria, ese reloj que va y se mueve siempre cómo y cuándo tú quieres; que complicado me parece que puedas anidar las ansias de morir, de morir aquí conmigo, porque la muerte es tan bella como lo es la vida, igual de perfecta. 
Dejar de ser es también bonito, y tú y yo hemos dejado de ser. Ya no somos dos lobos feroces en los que para cada uno  y de forma recíproca éramos  la oveja más ilustre y solitaria del planeta, para devorarnos mutuamente, para no dejar nada más que ese hilito de aire que se queda suspendido escasos minutos en el vacío para decir: ¡una vez más! Ahora somos el misterioso miedo ilustrado en cada uno de nuestros ojos en pesadillas negras y tristes. 

Que no vamos al unísono, tu reloj va cuatro minutos por encima de mío, y es el tiempo justo en el que tus manos se cansan de llevar consigo el absurdo y áspero momento que el ayer nos vomitó, de mala manera, con malas formas. Como el empuje a esa cala vacía y calmada en la que ya estuvieron tus ganas y las mías, juntas, jugando a hacerse daño, jugando a ser algo que nunca antes habían sido, acostumbrándose a buscar lo que les gusta mirar y no dejar de mirarlo.
He notado que para ti el tiempo también pasa, y he sentido que eres también humano y que te duelen esas cosas que como un chico duro nunca pensé que te dolerían; fíjate que tonta he sido, que he aprendido a quererte demasiado tarde, con demasiada calma. Y sé que por las venas de tu cuerpo la sangre es insuficiente porque necesitan de su droga. Eres drogadicto del azúcar de mi boca, de la miel de mis labios. 
Pero yo he deshecho todas las almas aglomeradas que se asemejaban a la impaciencia convertida en puta, que me absorbe, que me hace explotar en toda mi expansión, todo lo lejos, donde tus ojos jamás llegarán.
Me he acomodado en la onda de todos tus desperfectos, esos que un día otra te rompió; estoy acostada en cada uno de los poros de tu piel, esos que tanto me gusta oler, que tanto me gusta encontrar.

sábado, 1 de junio de 2013

Alerta.

Que estoy pensando en agarrar toda mi rabia contenida y tirarme con ella a ese pozo de tu piel. Que estoy sopesando la burda posibilidad de no enterarme por el fallo de tus labios que te quiero ya demasiado, o muy poco depende de por donde quieras empezar. Y creo que estoy llevando demasiado rápido lo bueno y lo malo del amor a partes iguales, con el peso tan tonto que eso supone. Que creo que me estoy preparando para empezar a buscar tu mirada en cada sitio, en cada bar, en cada playa, en cada monte, en cada retrovisor... Estoy pensando en aprenderme cada sílaba de tu nombre, para no llamarte mal, para no llamarte lejos. Estoy empezando a dejar de disfrutar del aroma de ese vino y estoy preparándome para tomar ya de una vez un trago -o toda la botella, si me acompañas- 

No, chico que acelera y va volando por los engranajes imperfectos del rubí de mi amarga lágrima, las calles se han tornado diferentes, esto parece la historia de Harry Potter, si, no te rías, cuando los mortífagos comenzaban a ulular sobre el pensamiento y hasta el tiempo era consciente de los malos tiempos que aguardaban. Así esta mi corazón, así esta también el tuyo. Alerta.

Que estoy pensando en drogarme, y luego dormirme, porque si no, te sueño, y si te sueño me despierto y luego sudo y me desvelo, me desespero

Cruzo la vida para encontrarte.