sábado, 17 de enero de 2015

Tengo balas.

Quiero más falacias en este invierno; quiero colocar vacíos en este frío, pero no todas las mantas tapan igual.

Nunca está demás ponerle ruedas a la vida. 
Voy a abrirme en canal, a quitar lo sucio que tiene mi alma. Aunque luego tardaré medio día en entorpecerla un poco más.

Voy a hacerle la autopsia a aquellos que aún respiran. Cambiaré las clavijas que van a destiempo, daré rapidez a aquellos que se quedan atrás y palabras a quien necesita escuchar. 

Quiero ser adicta al miedo. Abrirme por la mitad, poner el contador a cero, sentir por primera vez las cosas que ya no recuerdo. 

Quiero volarme la cabeza, esparcir por ahí mis vísceras, reconstruir mis pensamientos, quiero que mis intentos tengan un nuevo escarmiento.

Voy a cortarme las plumas . Dejaré unas flacas alas invertebradas. Quiero sentirme una suicida cuando voy a volar. Quiero sentirme en caída libre cuando me voy a estampar.

Voy a pegar un tiro a todo lo malo. Llevo munición en cada mano. Quiero rajar algún recuerdo. Jugar a la ruleta rusa con cada cuerdo.

Voy  rebuscar en lo más hondo de mi felicidad, voy a hacerle daño a todo mi dolor. 
Abriré mil heridas, y ahogaré al ahogo. Luego apuñalaré mis pupilas, para ver  si de nuevo me fusilas. 

Voy a apuntar con los ojos cerrados, espero disparar a los poemas más buscados. Voy a abrir mis mentiras por ceguera, para quemar las verdades en esta hoguera.

Voy a pegarle un susto al miedo, tengo demasiadas balas, apagaré mi luz, disparé a la nada pero espero que caigas tú.

miércoles, 14 de enero de 2015

Metamorfosis

Soy frágil. 
Tengo en mi más rotos que todos los zapatos de esta ciudad. La fragilidad es un mundo extraviado. Todos nuestros trozos se esparcen por ahí y algunos a saber dónde han ido a parar. Hay colapsos que nunca pueden volver a reconstruirse. 
 
He querido contaros mi metamorfosis. He leído a Kafka, como hace unos 5 años no hacía. Yo también quiero ser un escarabajo. Ver el mundo desde abajo.  Quiero volar si me siento en peligro. 

Yo volé una vez. Y es que los humanos tenemos esa capacidad. Recuerdo las mariposas en mi estómago. Yo recorrí paisajes que todavía no se definir. Subía y bajaba. Luego vino un tornado y me mantuvo arriba. Después me lanzó lejos. Todavía sigo buscándome.  
Enero es una mala época para empezar de cero, un mal tiempo para encontrarse. Un mal momento para escribir. No me conformo con nada, así como en la vida. 

Siempre me ha gustado eso de romperme por amor. Ser herida también me gustaba. Ser ese daño que siempre va contigo. Aunque duela .
Adoraba viajar en autobús, a ninguna parte, bajar en cualquier lugar. Me gustaba dejar atrás todo y a todos. Pero aún así, no podía desquitarme de mi. Siempre me acompañaba, siempre iba conmigo, siempre estaba yo. En las buenas y en las malas. Ya ves, una compañía muy amarga en invierno.
Tengo esa extraña sensación de que aunque quiera estar sola siempre estoy conmigo. La soledad no existe. 
Pero siempre me quedaban pactos con la luna. Negociar siempre se me daba bien. Luego me daba cuenta que estaba demasiado oscuro para seguir contando con los dedos. La noche es un homicida cruel. 

Así que ahora he empezado mi metamorfosis. Como eso de ir rápido. A la velocidad del segundo. A cazar la felicidad que dura solo un momento.
Me gusta mi desequilibrada cabeza. Escribir sin saber que digo y sin ser escritora.
Aunque hay gente que incluso me llama poeta. Sin serlo pero sin dejar de ser. Me gusta torcerme en el camino. No caminar recta. Me da igual desintegrarme en unos brazos. Quiero atracar los poemas que tienen los ojos. Quiero ser el francotirador de cualquier espalda. Quiero fabricar en la boca versos, digo besos.