domingo, 31 de marzo de 2013

Vicente Van Gogh.

"Están los que usan siempre la misma ropa.
Están los que llevan amuletos,
los que hacen promesas
los que imploran mirando el cielo,
los que creen en supersticiones.
Y están los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas,
los que siguieron jugando cuando se acaba el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido.
Como si cada vez fuera la última vez.
Convencidos de que la vida misma es un desafío.
Sufren, pero no se quejan.
Porque saben que el dolor pasa.
El sudor se seca. El cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparecerá:
la satisfacción de haberlo logrado.
En sus cuerpos hay la misma
cantidad de músculos.
En sus venas corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes
es su espíritu.
La determinación de alcanzar la cima.
Una cima a la que no se llega
superando a los demás,
sino superándose a uno mismo"

Vicente Van Gogh a su hermano Theo.




sábado, 30 de marzo de 2013

"Yo también tengo una teoría.
Mi teoría es sobre los momentos que impactan. Esos momentos impactantes, esos destellos de gran intensidad que ponen patas arriba nuestras vidas son quienes acaban definiendo quienes somos. La cuestión es que cada uno de nosotros es la suma de todos los momentos que hemos experimentado, con todas la personas que hemos conocido y son esos momentos los que conforman nuestra historia; como nuestra lista de grandes éxitos particular de recuerdos que reproducimos y volvemos a reproducir una y otra vez o como un momento de amor total, físico, mental y de cualquier otro tipo de amor . Esos momentos impactantes definen quienes somos, pero lo que nunca me había preguntado es: ¿ Y si un día ya no pudieras recordar ninguno de ellos?"











jueves, 28 de marzo de 2013

No más promesas.

No voy a decirte que te voy a esperar toda la vida. En realidad no creo que haya persona humana que esté capacitada para esperar durante toda la vida a otra persona. Al final, todos aquellos que se entregan en algo más que cuerpo y alma, acaban percatandose de que la vida es efímera, que han desperdiciado sus más preciados momentos dedicándolos a otra persona que en realidad nunca daría lo mismo por ti. No voy a decirte que siempre estaré sonriendo en mis más luminosos días y también en los oscuros; seguramente todo el mundo tiene etapas buenas pero a menudo también malas. Tampoco voy a decirte que voy a dedicarme únicamente a ti. No creo que puedan haber personas que piensen sólo en aquella que tienen en frente, sin desviar unos milímetros sus intereses hacia su propia persona. No voy a prometerte las riquezas más memorables, ni la casa más lujosa, ni el coche más caro, ni comidas o cenas en los restaurantes más pijos, ni la ropa de mejor marca, ni las playas más paradisiacas y cristalinas, ni tampoco puedo prometerte la mejor vida, no puedo prometerte nada de aquí a mañana, absolutamente nada, y creo que es necesario que lo tengas claro.
No voy a decirte que nunca te haré llorar, estoy convencida en que en algún raro momento de mi extraña y locuaz existencia mis palabras se truncarán, los nervios me absorberán y seguro que diré cosas tan feas y difíciles de escuchar que el mar de tus ojos brotará. Desde hoy puedo pedirte disculpas por si llega algún día ese maldito momento.
No puedo decirte que vaya a ser buena. En realidad nunca lo soy, y lo cierto es que me gusta no ser del todo buena; es imposible que te haga creer que seré la mejor persona. En ocasiones seré tan mala que ni siquiera querrás estar más a mi lado, te pido también perdón por si ese estado en mi se hace notar.
No voy a asegurarte que no romperé tu corazón, aunque luego inevitablemente me apresure a reconstruirlo. Siento mucho afirmarte que algún día te querré menos de lo que en realidad querría quererte; luego seguramente me desharé de todas esas mierdas mentales y volveré a enloquecer por ti. No puedo decirte que siempre todo será bonito, ni que siempre tendré tiempo de involucrarme en nuestros juegos de noche; habrá momentos duros en los que seguramente no podremos continuar y tendremos que ayudarnos en uno al otro. Y que al final ni tú tirarás de mi, ni yo de ti.
Habrá días en los que sentiremos que esto ya ha tocado su fin, y no puedo asegurarte que intentaré remar de nuevo contigo, ni que no permitiré que el barco se hunda. Lo siento, pero no voy a poder decirte que siempre seremos uno. Porque habrá muchas veces en las que, aunque estando en la misma casa, nuestros caminos se bifurquen y nuestras almas se separen forzadamente y entonces cada uno hará su camino; y no puedo prometerte que intentaré volver a unir esos caminos en un solo.
No, amor, no voy decirte ni a prometerme nada del futuro, nada que luego, por las circunstancias, de un giro inesperado de 180 grados, y mis promesas se queden suspendidas en el aire. Lo lamento, pero no voy a prometer cosas que hoy mismo no poseo, no voy a hablar de lo que mañana puedo entregarte, no voy a hacer hincapié en todas aquellas cosas que casi seguro te proporcionaré. No puedo decirte nada que no hable de hoy, de ahora, de este preciso y corto momento.
Sin embargo puedo decirte que haría ahora mismo, que cosas si tendrás hoy.
Hoy te doy todo lo que hay en mi, sin saber si quiera si para ti resulta ser poco o mucho. Que en mis más sazonadoras y refrescantes noches nuestros besos sean la calma perfecta que durante el resto del día nos es imposible encontrar. Hoy en nuestro viejo piso, tenemos las mejores cosas nuevas, nuevas porque cada minuto se multiplica por mil o más si cabe. Hoy puedo no hacerte llorar, ni mucho ni poco sino nada de nada. Hoy tu corazón sigue intacto sin un simple y doloroso descosido, limpio, capacitado para de rebote dar lo mismo que se le entrega.
Hoy ambos remamos hacia la misma playa, puede que no tan paradisiaca y brillante como en nuestros siniestros sueños, pero es un mar tan bello como cualquiera, en el que nuestros pies caminan descalzos y se mojan con la salada agua como en otra isla lejos de nuestras pisadas. Hoy tienes los mejores besos que en mi, supongo, pueden nacer. Nuestro camino, si, es uno, que se dirige hacia no se dónde, hacia dónde no me importa mientras sea contigo. Hoy no hace falta que el uno tire del otro, pues tenemos las fuerzas suficientes, no sólo para que esto salga aflore sino para que desde muy lejos vuele, vuele alto. Hoy no hay nada mejor que la tarde jugando a hacernos cosquillas, o locamente a creernos que somos dos buenos gimnastas de la mejor compañía del mundo con unas piruetas tan imperfectas como graciosas.

Puedo prometerte que hoy no hay nada mejor que tus manos quitándome la ropa, que tus ojos repasando mi cuerpo, que tu olfato oliendo mi cuello, que tu boca mordiendo la mía y tu lengua encontrando mi lengua; que no hay nada mejor que mis manos acariciando tu pelo, que nuestras almas fusionadas como un puzzle cortado en sintonía, como las noches de largas y aderezadas conversaciones solo tuyas y mías, nuestras. Hoy si puedo decirte que voy donde tú vayas y me baño donde tú te bañes, que te espero si hace falta que espere, y todas esas cosas que hacen falta que se te presenten, yo te las doy. Hoy cruzo océanos de tiempo para encontrarte. Hoy aunque llueva es un bonito día para vernos de nuevo. Hoy yo soy para ti, y tu para mi. Aquí, ahora, esto es lo más parecido a la asquerosa perfección, lo más parecido a ser feliz, a estar contento. Hoy esto es el máximo sentimiento interior representado en nuestro exterior. Hoy estamos enamorados, nos comportamos como niños; dos tiernos e inocentes niños que se han olvidado de muchas heridas, que viajan sin salir de casa, que no se preguntas y sencillamente viven la vida. ¡Viven la vida! se quieren si condición sin preguntas ni molestias, sin albergar nada que nada haya aquí. Dos niños que borran todo lo demás, porque el resto sobra, porque no es necesario. Nos hemos enseñado a conjugar el verbo amar. Ahora mismo estamos aquí cada vez que nos jugamos la vida,y en esos momentos en los que nos percatamos que vivirla merece la pena. Hoy mismo nos ocupamos en un sencillo acoplamiento donde yo pongo el hasta cuándo para que tú puedas, sin dificultad, ocuparte en el hasta dónde.
Hoy no nos preocupamos de los más vanidosos momentos incapaces de proporcionar felicidad, y cavilosamente, si es necesario, construimos nuestro mundo donde no quepan malos rollos ni malos días. Hoy si somos uno. Tú me salvas a mi, y yo te rescato a ti.









sábado, 23 de marzo de 2013

Palizas del amor.


Para el chico que pelea contra el Karma.

Nunca antes me había parado a pensar que tan importante podía ser una figura femenina en mi vida. Había pasado los últimos años manteniendo la misma línea, de persona que no le importa lo más mínimo jugar  a un juego de mayores, un juego en el que ahora yo mimo me encuentro, el juego de amar.
Había vivido de la forma más espontánea y juerguista todas las antiguas relaciones, muchas de ellas tan sólo de una noche, una noche que a la mañana siguiente era para mí un recuerdo más para el olvido, sin saber si quiera que resultaba para la otra chica. Pensaba que estaba perdido, que tal vez, sencillamente, la vida era así también para el resto de seres humanos. Pero entonces sin saber muy bien de qué extraña manera apareciste tú.
 Fuiste un perfecto añadido en mi vida ya cansada del mismo baile. Me diste cosas que nunca antes había tenido, incluso me enseñaste cosas que aún hoy día recuerdo. Una extrema sensación decidió nacer en mi, y no creas por un instante que yo le di permiso, apareció porque si, porque así debía ser. Comenzaste de la manera más metafísica y sorprendente a llenar unos huecos que ni si quiera yo mimo sabía que existían. Te apresuraste incondicionalmente a crear un fantástico efecto en mí que nunca antes se me había representado; me enseñaste la locura que es el amor. Aprendí gracias a ti que el mundo es mucho mejor si decides compartir la vida junto a otra persona, una persona que te da las cosas que por ti mimo no eres capaz de tener, que complemente todo lo que sin ella nunca serias, que fusione sin casi fuerza vuestros cuerpos, así de bueno y mejor era el mundo cuando estabas a mi lado. Si, gracias a no sé que extraño ser mi vida fue mucho mejor por un tiempo, por fortuna apareciste y te cruzaste en mi mundo. Pero no, de fortuna nada, por desgracia.
Creo que ya no sirve de nada que te diga lo que siento, creo, incluso, que piensas que por haber sido un chico “golfo” no tengo derecho a sentir, bien pues estás muy equivocada. Fue necesario que me dieras todo ese amor, pero que realmente creo que fue efecto de choque y rebote que sintiera que tú me entregabas algo que hoy sé que nunca existió; fue el amor y el cariño que yo te di lo que hizo que yo pensara que era recíproco. Realmente ahora me doy cuenta de que era así. No sabes ni conoces por un momento lo mucho que te he querido, ni tampoco imaginas que pasado todo este tiempo, mientras tú recuperas tu fabulosa vida, yo sigo hundiendo cada día un poco más en la mierda. Yo te entregue mi amor a manos llegas, y tú, barrera en tu corazón, tan sólo me diste una entrega desigual. Me he convencido a mí mismo, tanto que creo que es así, que el Karma me está dando un escarmiento, una paliza. Pero en el fondo me he dado cuenta que la única que me ha dado una paliza sentimental eres tú. Has dejado, un día sí y otro también, que me precipitase hasta el precipicio más oscuro, sin tener jamás la más mínima intención de salvarme. Lo que sí sé es que te he querido como nunca antes había querido a otra persona, he llegado a pensar que no necesitaba nada más que tus manos cerca de las mías, he llegado a creer que en el mundo no había problemas, ni tampoco era malo gracias a que tú existías.
Pero lo que ahora importa es que por primera vez aquí me tienes, dolido, humillado, insatisfecho como nunca antes había estado. Pensándolo bien, nunca fui recibido de igual modo que tú en mi corazón, nunca me entregaste las caricias que yo cada día, hasta soñando, te entregaba. He pensado que puede que en realidad nunca habías querido empezar esta historia conmigo, que siempre habías querido seguir con tu camino lejos del mío. Y es por eso que opino que fue tu dificultad para alejarme de ti, tu cobardía por no saberme decir que no me querías lo que te ha llevado a dejarme tan sumamente destrozado.

Lo triste es que ahora me has dejado completamente acojonado, con el miedo más pesante de volver a sentir esto con otra chica. Desearía que me devolvieras todo lo que te he querido, pues no mereces en absoluto una sola lágrima más de mí. De pronto, el tiempo se ha vuelto muy escaso y lo importante es dejarte atrás y comenzar a caminar en un nuevo día, sin ti.

viernes, 22 de marzo de 2013

Sabes.

Decir que te echo de menos sería, sin duda, ser injusta contigo. Dicen que cuando te encuentras cercano a la muerte, que cuando estás en momentos más que arriesgados puedes ver a la gente que un día se fue de tu lado. Eso dicen. Hubo una vez en la que me introduje con el menos aire posible dentro de un mar demasiado calmado y muy poco enfadado; espere hasta que ya casi no podía resistir, hasta que sentía que mi alborotada cabeza quería estallar, espere el momento en el que deseaba pegar una bocanada de aire que se hubiera resuelto con un encharcamiento claro y directo de salada agua. No apareciste, no pude ni visualizarte en mis últimos pensamientos. Al final salí del agua y recuperé la noción del tiempo. Siendo franca, si lo pienso me daría bastante miedo encontrarme de nuevo contigo, tal vez por eso no vienes, tal vez sepas que la locura se adueñaría más aún, si cabe, de mi.
Pero en cambio, noto tu presencia continuamente persiguiéndome, aquí a mi lado, en cada fallo y en cada acierto. A veces, cuando siento que estamos a solas, me enfado, grito y lloro desgarrandome la voz, te culpo infinidad de veces por haberme dejado ante la adversidad de la vida tan sola, por haber tenido esas ganas de irte de una vez, te culpo sinceramente por haberme dejado hoy día todavía muy tocada. Luego, vuelvo a coger aire y de una manera completamente ida te imagino explicándome la vida; me dices que las cosas son como deben ser, que no hay un porque claro para nada, me convences de que las cosas malas al final acaban siendo buenas. Te imagino acariciandome dulcemente, como ya casi no me acuerdo, y dándome un perfecto y cálido beso mientras dices: "buenas noches princesa". Pero siempre acabo recuperando la cordura y los golpes directos de la asquerosa realidad, me recuerda que todo esto son eso, imaginaciones, ilusiones.
Pero ¿sabes? Lo que más pena me da, es que ya prácticamente no puedo recordar tu sofocada y predecible voz; no recuerdo si tenías un acento diferente, ni tampoco recuerdo si cuando decidías enfadarte tu voz cambiaba en diferente armonía, ya no me acuerdo. Ni tampoco logro acordarme de tu sonrisa, en realidad no me acuerdo de si solías sonreír. Eso es lo que verdaderamente me da pena.
Lo real es, que de cierta manera, la percepción que tenía del mundo antes de irte es muy distinta de la que ahora tengo. Puede que simplemente haya crecido, madurado, o puede que el enfado tan grande que hoy día aún tengo contra el mundo me haya empujado libremente a tener prisa por vivir. He dejado de preocuparme por cosas que al final carecen de importancia y me preocupo por cosas que claramente rasgan y estropean el corazón.
No sé si estás aquí conmigo o no, pero he de decirte unas pocas cosas por si resulta que realmente ahora mismo estas leyendo lo que escribo: por mucho que en mis sofocadas, tristes, melancólicas y gruñonas noches te culpe por la mayoría de mis lágrimas, sabes, en el fondo, que nunca podré estar realmente enfada contigo porque sé, en el fondo también, que aunque demasiado a menudo nuestras conversaciones del pasado se basarán en tus pocas ganas de vivir, ahora te arrepientes de haber dejado esa desconsolada sensación de ti en mi. Se que sabes que nada ni nadie podrá nunca darme las cosas que contigo nunca he tenido, que aunque mi vida haya estado bien gracias a un apoyo tan parecido a una madre, tu lugar nunca jamás podrá ser restituido, pues es verdad eso que dicen de que madre sólo hay una.

Por las noches en mis atrapadas y busconas sensaciones negativas, mi ser se convierte de nuevo, en una persona ida y loca y que no recuerda sino que, de manera rara, imagina cosas impredecibles, ofuscadas, oscuras pero cristalinas y sobre todo en la vigilia, las mejores conversaciones que en vida nunca me diste. En mis imaginaciones locas me das esa sensación de caer al vacío, esa felicidad que a nada se parece. Hablo largo y tendido contigo. Cuando rompe en día, todo sigue estando como de costumbre. Tú en la más grande y brillante estrella. Yo en el más ruin y sucio planeta. Y es entonces cuando desearía seguir siendo la chica más loca del mundo, para poder imaginarme siempre volando contigo.

Nuestro seres queridos se quedan aquí, para protegernos. Simplemente se quedan al lado de aquellas personas que un día amaron.

jueves, 21 de marzo de 2013

Un regalo.

Estamos lamentablemente dirigidos a fabricar un futuro. Nos pasamos días enteros pensando en cómo seremos y que tendremos mañana, y nos apresuramos constantemente a hacerlo bien ahora para tener lo mejor mañana. Pero sinceramente, a mi me importa una mierda el futuro. Hace años ya pensaba en el futuro, que evidentemente es el presente de hoy, no he logrado absolutamente nada de lo que me había propuesto, sin embargo, no significa que no tenga nada, significa sólo que no es lo que esperaba, ni mejor ni pero. Diferente ¿Qué cojones es el mañana? ¿Algo abstracto que se mantiene en el aire esperando paciente nuestra llegada? No creo. Nos sacrificamos muchísimo, hay gente que más que otra, nos ahogamos hoy ¿Por qué? Por el futuro, por el mañana. ¿Y esta es la vida que quieres llevar? Pero escucha ¿Y si te pasas toda la vida jodido buscando el árbol que te de los frutos que necesitas mañana, y un día, sin saber el porqué el árbol sufre un accidente, un mal acontecimiento, una enfermedad o simplemente se marchita? Habrás perdido tu tiempo. Habrás estado tan absorto pensando en las estrellas que te habrás perdido la luna. Joder, cuando llegues a ese río ya pasaras ese puente ¿No?
No permitas ofuscaste en conseguir algo para mañana, si ahora no haces nada agradable para ti; vivir la vida haciendo algo sólo con un fin no te permitirá dejar de estar aburrido.
¿Sabes? Los ojos de la gente cambian a menudo dependiendo de lo que ven. Yo he cambiado, evolucionado y no me da miedo. Hay personas que prefieren "seguir siendo ellas mismas" creen que si cambian dejarán de ser quienes son, faltarán el respeto a su yo. Menudos ineptos los que pensáis eso. El cambio nunca fue malo, no es malo. No significa que vayas a ser otra persona, significa sencillamente que habrás aprendido ciertas cosas que hacen que tu visualización aumente y veas el mundo con otra perspectiva.
En un bonito y fantástico libro francés, decían: "uno acepta evolucionar cuando es niño, luego ya nada. De adulto ya no se quiere cambiar sea cual sea la manera en la que uno se comunica, la forma en la que uno se comporta. Todo el mundo dice <<no, quiero seguir siendo quien soy>>, como si el hecho de evolucionar fuese a cambiar lo que son. ¡Es tan estúpido como si un niño se negara a aprender su lengua materna aduciendo que quiere seguir siendo quien es!" Así es. 
De hecho, yo he evolucionado mucho y he dejado de creerme esas historias que narran como una persona ha de vivir etapa por etapa su vida, y fabricar algo para no quedarte desnudo ante la nada. Pero que queréis que os diga, supongo que cuando ves parecer y morir a ciertas personas a las que les tienes infinito amor, que cuando ves que su alma se aleja de este mundo, te paras largo tiempo, coges aire y sencillamente te preguntas: ¿Cuántas cosas no habrán podido ver sus ojos, tocado sus manos, olido su olfato, oído sus orejas y sentido su corazón? Millones. Más incluso. Y yo no quiero quedarme aquí, intentando ver algo que realmente no sé si llegará. 
Vive, haz todo lo que quieras, gasta todo lo que puedas, besa siempre, da igual si sientes o no, parte los corazones que te de la gana, córrete las juergas más espectaculares, dale a tus ojos los mejores paisajes, viaja, trabaja para vivir y no vivas para trabajar, no pienses en mañana. Ábrete a la novedad, al cambio. 

Que la vida nunca es el resultado de las cosas que quieres que sea. El tiempo pone en ti nuevos retos cada día, ¡Qué cojones! Cada minuto, cada poco lo que queremos es totalmente contrario a lo que antes queríamos.


"Creo que todos sabemos que la vida no siempre resulta como la planeamos.Pero a veces, sólo a veces, resulta aún mejor."

El presente es un bonito regalo. Aprovéchalo





miércoles, 20 de marzo de 2013

Besos.

La gente regala besos, tan rápido como de constante es cambiarse de bragas. Pero en realidad son como los rosas, nunca una es igual a otra.

El cielo dejaba un espejismo del aire que había habido el los últimos días. Las nubes no parecían de algodón, parecían un fuego difícil de apagar; hasta su color rojo podía verse reflejado en las lejanas montañas. Los días siempre empezaban como el día anterior, sin ningún tipo de extraña apariencia que pudiera predecir que el día sería distinto o peculiar. Todo en su sitio, todo a la misma hora. Hacía mucho tiempo que la soledad y su mente habían topado un muro que ya ni siquiera querían saltar. Se habían hecho amigos, unos amigos que encontrándose en el mismo preciso momento y lugar no tienen más remedio que unir lazos(...)

La soledad, aunque parezca que no, muchas veces es buena; te ayuda a reflexionar, a encontrarte con tu yo, con tus ganas o faltas de ella, te muestra un camino inequívoco o puede que no, puede que te muestre el camino tan bueno que has decidido seguir. Hay muchas veces que tu mente, aglomerada y harta de una infinidad de cosas y problemas necesita dejar de pensar y la soledad tal vez sea de gran ayuda. Pero hay muchas otras veces en que además de todos esos enredos, en tu mente la cosa se lía más, y la soledad sólo consigue hacer que lo que antes era 1 ahora sean 2.
(...)Su almohada era una mezcla de olores femeninos difícilmente reconocibles. Las paredes de su cuarto no recordaban ya ningún nombre, tan sólo alguna bonita cara. Su servicio cada noche parecía la entrada sucia y ruin de un bar de carretera que se colma de camioneros deseosos de algo más que sólo cenar. Las luces sofocadas hasta bien tarde, cada noche, visualizaban su juego, y las manos que un día si y otro también rozaban su piel, dándole eso que la gente llama "amor".
Pocas veces el sol de la mañana podía contar que se hacía en ese cuarto. Pocas veces amanecían sus sábanas abrazando a dos personas. Sólo la noche era testigo. Él, simplemente, se encargaba de embaucarlas, llevárselas a la cama y una vez acababa la acción, perder de vista todo lo que le rodeaba. Un físico, eso es él, no tiene carisma, ni virtudes visibles a la mente. Pero lo suficientemente atractivo para atraer a cualquier niña sin casi inteligencia, o mejor dicho: sin apenas experiencia. Creo que no hay nadie, en realidad, que le haya sacado el potencial, y le haga sacar que tan bella persona es.
En los bares de noche y a veces también en los de día, le era fácil cautivar a las mujeres, daba besos por doquier. Sus labios eran conocidos ya en la ciudad. Muchas veces ni siquiera sentía la libre necesidad de llevárselas a casa, quería una boca que morder, que saborear. Un sabor tan pasajero como una estrella fugaz. Así de rápido. No respondía mensajes, no contestaba a las llamadas, no hacia fotos, ni ponía una caricia que estuviera fuera de lugar.

Pero hoy no era un día como otro cualquiera. Los aromas de la calle parecían haber dado un giro inesperado, parecía estar en plena naturaleza. La gente hoy era más amable de lo habitual. Llevaba ya tres días con ganas de una boquita de caramelo. Vacilar a alguna chica, guapa, seguro. Eran las 23:20 de la noche. El pub donde suele acudir tiene reservado, inconscientemente, un lugar para él. Lo cierto es que es un lugar con bastante luz, donde pueden verse los poros de la piel. Alborotado de gente, como cada sábado. Se sentó y pidió su habitual heineken, para darle sabor y frescura a su oscura boca.
Era un chico demasiado predecible. Siempre llegaba un grupo de amigas dispuestas a pasar una genial y divertida noche. Tras unas copas, y verle tan solo, con el empuje de las amigas, siempre una se acercaba y le decía: " ¿qué haces aquí tan solo?".El chico se ocupa de aparentar estar sensible, con el consiguiente de que la chica, esa noche, no era devuelta a sus amigas. Pero sus ojos, en cambio, estaban dirigidos a una chica que antes que él estaba sentada tomando un mojito mientras giraba con su pajita los ya desechos y picados hielos. Tenía una larga melena color miel de romero, lucía alegremente unos shorts desgarrados, una camisa con unos botones diminutos que se alzaban ante sus perfectos pechos; en los hombros tenía unas franjas color rosa chicle, a juego con sus zapatos de infinito tacón. La veía de perfil, pero suficiente como para que visualizarla fuera como ver un cuadro, que cuanto más lo miras más bello y perfecto parece. Un cerveza tras otra y en menos de un instante se encontraba jugando a su mismo juego, pagado con su misma moneda.

- Hola ¿Qué haces aquí tan sola?

+ Pues eso, intentar estar sola.

Una forma tan despectiva avivo las ganas de conocerla.

- ¿Estás bien?

La respuesta y la conversación siguiente fue sencilla. Ella estaba triste, desolada. Mostró tal sinceridad que el chico duro fue prendado rápidamente. La luz del lugar se apagó sobre ellos, mientras un beso fundía lo que ambos habían venido a buscar. Notó el golpe seco y fuerte de esa boca que es tan diferente, el suicidio eficaz de querer algo más, que la noche no encontrará su fin. Ella, si embargo, se quedo con el sabor, y las ganas de besar otras bocas distintas. Se despidieron, la chica no le dio teléfono alguno, no fue ni un poco cariñosa. No quería más de su presa.

Ese día fue el final, o el comienzo, según se vea, donde valoró lo mucho que puede enseñarte un beso. Puede quitártelo todo o enseñarte un millón de cosas. Puede acabar una relación o unir una discusión. Puede enseñarte que no hay sentimientos cuando pensabas que si o puede mostrarte el amor que hay sin saberlo. Porque el beso es el único idioma universal.


"¿Beso? Un truco encantado para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas"








martes, 12 de marzo de 2013

No sé.

-En realidad no sé que has visto en mí. Ni tampoco sé que extraño empuje te lleva a estar conmigo todos los días, incluso, puede, fabricar un bonito pero imperfecto futuro. Soy una miedica. Temo todas las cosas pequeñas y asquerosas que pueden correr por las paredes casi invisibles para el ojo; me da miedo la lluvia, el parpadeo que se cierra y nunca más vuelve a abrirse, las carreteras, el coche, el tiempo que corre, el mar, caminar sola sin rumbo, los hospitales, las muñecas de porcelana, los payasos; me dan miedo lo principios pero mucho más que los finales se hagan notar, me da un extremo miedo acabar sola.
Rara vez voy a la peluquería, me corto el pelo yo sola, asimétrico, loco y siempre poco; tengo las puntas totalmente abiertas, la mascarilla y yo no somos muy amigas. Se me olvida echarme crema hidratante, no se ni me interesa maquillarme bien y mis uñas siempre son el reflejo del olvido. En invierno necesito una bolsa de agua caliente para conciliar el sueño, que todo este totalmente quiero, tranquilo y completamente oscuro, sin un mínimo hilo de luz. En verano me tapo como si hiciera frío y necesito cada noche un helado. Adoro el chocolate y si fuera por mí cada día comería macarrones con huevo, atún y tomate. Soy una persona totalmente dejada y despistada. Se me olvida tomarme la medicina, coger cosas que luego se necesitan, a veces, incluso, se me olvida comer. Odio desayunar, pero nunca digo no a un buen café. Para dormirme necesito tocarte la cabeza y mover los pies en círculos. No soporto que absolutamente nadie me toque los pies, ni si quiera el médico. Lloro siempre que otra persona llora. Adoro cocinar pero no tanto comer. Soy maleducada, grito e insulto siempre que puedo, luego me arrepiento, pero siempre es demasiado tarde. Soy un poco bipolar, y no me siento bien en las distancias cortas. Me enfado muy rápido pero me contento todavía más. Siempre he de tener la última palabra. Digo cosas que no siento, y muchas veces la sinceridad me deja en muy mal lugar. Tengo la triste facilidad de aparentar que me olvido de las cosas y también de las personas. Soy rencorosa, puñetera y mandona. Nunca combino mi ropa interior, ni aunque lo intente. Tengo más ropa y zapatos de los que en realidad necesito, y las comprar prefiero hacerlas sola. Me gusta todo lo que no puedo hacer. Adoro la filosofía, a René Descartes. Amo por encima de todo a mis perras incluso mucho más que a otra gente. Soy independiente pero aborrezco la soledad; si he de ser celosa absorbo lo que me pertenece y no dejo que toquen lo mío. En algunos momentos soy insoportable, pesada y borde.

Sinceramente no lo entiendo, no se que has visto en mí.Pero cuando pienso en que he podido ver yo en ti, me acuerdo de que el amor lo que hace es convertir todas esas cosas malas que creemos tener en delicadas y graciosas virtudes. Aunque yo, voy mucho más allá, y por mucho que lo intento no veo por que razón quieres estar conmigo¿Vas a irte de mi lado y mandarme a la mierda, a la que peor huela?

+Si, algún día. Hasta que llegue ese momento quédate aquí conmigo, hasta el último momento.






lunes, 11 de marzo de 2013

Mentiras.

Mentiras. Son dolorosas, frustrantes, sigilosas y entorpecedoras.
Pero forman parte de tu vida. Las cuentas cuando llegas tarde al trabajo, por la tardanza a una cita, por un examen mal realizado, a tu madre sobre el porqué llevas la falda más corta de lo habitual. Siempre, cada día, ahí están.
Es una verdadera pena que la gente no entienda la finalidad de ellas. Yo, sin embargo, lo veo demasiado claro.
A menudo las mentiras esconden la más verdadera ilusión de ser libre, sí, locamente libre. Con las mentiras podemos hacer lo que verdaderamente queremos sin importarnos para nada lo que los demás puedan pensar; nos ayuda a actuar según nuestro beneficio, con un gran margen de movimiento. Mentir supone esconder algo, de lo que no te sientes orgulloso; ahora bien, si haces algo es porque verdaderamente quieres hacerlo y la única razón por la que puedes sentirte avergonzado e intentes ocultarlo es la opinión ajena. Es así, quieras o no. La sociedad ha dado como cierto que ser sinceros y decir la verdad es la mejor opción para que todo marche bien. Pero no, las verdades pueden ser un arma de doble filo.
Cuando una persona comete un error, esconde y oculta alguna cosa, o dice algo que no es real, en su mente se libra una batalla importante, una batalla moral sobre que hacer y cómo actuar. Empiezan los remordimientos y la incansable lucha de mantenerlo todo callado o decir la verdad de una puta vez. Empiezas a pensar más de lo común, a no dormir por las noches y te planteas un millón de alternativas sobre cómo sacarla a la luz o de lo contrario dejarla más dormida aún.
Hay muchísima gente que se queda con sus mentiras y se convence a si misma de que realmente no lo hizo tal mal, hasta tal punto que finalmente llegan a creer en ese mundo paralelo. Otros, en cambio, no soportan la presión a la que su mente le somete y acaban contando la verdad. ¿Pero cuál es la verdadera razón de decir la verdad? Sinceramente, y en mi opinión, el egoísmo. Cuando una persona oculta algo importante, al menos importante o dolorosa para otra persona, y siente el impulso incondicional de contar cual es la verdadera realidad, lo único que pretende es quitarse una dura y pesada carga. Puro egoísmo. Normalmente no pensamos en lo que se puede leer entre líneas de frases como: " no hagas lo que no quieres que te hagan". Se da por hecho que duele y lastima hacer algo que a ti también te dolería y te lastimaría; la gente piensa que es obvio ¿no? Piensa en tu dolor y evita el dolor de los demás. Supuestamente por la otra persona ¿No es así?Pues no, no señores, no. Lo haces única y exclusivamente por ti. Esta claro, la única razón que tengo para contar algo que, tal vez no tanto para mí pero si para los demás, está mal hecho es quitarme el peso que no me permite dormir, es sentirme bien conmigo misma, librarme de todo aquello que hice mal para después decir que al menos he sido sincera y quitarle hierro al asunto... Pero tus mentiras y errores seguirán siendo mentiras y errores tapadas con el velo de la sinceridad. Lo que no te has plateado es lo mucho que puede cambiar la vida o el momento actual de la persona con la que has decidido sincerarte. Es así de fácil, cambias tu calma y "felicidad" para que la otra persona, a quien dices amar o querer, vea irse su calma y "felicidad" por la puerta. Te quitas la liberación que te oprime y no te deja avanzar para que la otra persona tenga el dolor de aquello que tan mal hiciste o el error tan grande que cometiste.
Con la mentira, aunque parezca extraño, la gente es feliz, el que ignora y no conoce, a menudo, vive la vida sin condición; la verdad, por el contrario, sólo te ayuda a preguntarte cuantas veces más te han podido engañar, sólo te hace daño, te llena la cabeza de mil cuentos que la mayoría de las veces construyes para olvidar algo que siempre tendrás presente; ser sincero te quitara la carga, pero siempre habrá una persona que estará ahí para recordarte lo mal que lo hiciste y lo capullo que fuiste, lo único que lograrás es expulsar algo de ti para ponerlo en otra persona. Ya ves, a veces es mejor mantener la boquita cerrada, incluso creerte que realmente no fue un error exagerado, que actuaste siempre bajo tu libertad. Hay veces que para salvar nuestro pellejo hay que decir una pequeña mentira blanca y piadosa.
Ahora bien, cuidado, porque lo único que hay peor que la verdad son las mentiras que se cuentan para taparla; y una vez empiezas ya no puedes parar. Tú eliges.
"No te acuerdes del daño que te hicieron sus mentiras sino lo feliz que fuiste con ellas"



"Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento"




miércoles, 6 de marzo de 2013

Etapas.



 Hace días que te da por pasearte por mi mente. No avisas, no llamas, no solicitas permiso, no lo haces con amabilidad, simplemente te posas cruelmente aquí, en mi aglomerada y ya cansada mente. Siento la zozobra de tus recuerdos azotándome en la mañana, y con los golpes secos de tu oscura mirada me despiertas. Vuelves a traerme lo que un día fuimos, todo aquello que incondicionalmente nos dimos. Es curioso, a menudo cuando das algo sin condición lo haces locamente, sin mirar si quiera los corazones que puedes romper; pero es precisamente cuando haces lo que verdaderamente tus intenciones quieren, con el margen suficiente para  actuar en movimiento. Pero claro, un día la realidad se hace notar, y te toca recoger los corazones que rompiste.
Etapas, en las que a veces deseo no haberte conocido en la vida, no haber coincidido con tu mordisco de manzana verde y ácida, no haber inclinado mis ojos hasta el final de la clase, ni sentarme a tu lado durante un curso tan fácil y completo como capaz de cambiarme la vida. No haber conocido tus ganas de luchar, tus lágrimas, ni haber sabido aguantar un deseo feroz, pasional y de seco amor. Etapas en las que te odio, en las que noto la presión socavando lenta pero inexorablemente en mi ser. Tiempos en los que todo el mundo va al revés, donde el calor se hace frío, y el frío calor; donde de noche estoy despierta, y de día deseo dormir; donde lloro cuando debería reír, y me río por cosas que deberían hacer llorar. Días en los que el mundo completo se hace una bola tan apretada, tan densa, tan gruesa y dura, que es imposible salir a flote. Días en los que los océanos se ciernen peleando sobre mí, y donde el aroma del paisaje con lavanda recién cortada es un olor repugnante y asqueroso. Donde el sinsentido cobra más que nunca un bonito sentido. Son las épocas en las que más lejos te veo, en las que otras ganas te dan los abrazos que yo nunca te di. Soy egoísta.

Luego hay otros días, otros tiempos, otras etapas en las que me dedico a desatar los difíciles nudos que en los otros días había apretado para nunca ser desechos. Me cuesta, pero siempre lo consigo. En esas etapas, me doy cuenta de que te he querido, más incluso de lo que fui capaz de demostrarte; y el amor es así, tan pronto llega y te haces de hierro fuerte y capaz de saltar todos los muros, como de repente se va, se esfuma, no vuelve y te haces de algodón, capaz de absorber todas las penas del mundo. En esos días me doy cuenta que es así como mejor estás, y que el amor debe dar eso, que cuando algo se acaba no debes odiar, debes desear que esa otra persona tenga las cosas que contigo nunca tuvo. En ese tiempo me doy cuenta que hace ya mucho que los caminos tomaron rumbos diferentes, que no comparten ni si quiera las mismas intenciones. Tú camino lleva un reto escrito. El mío cambia a cada paso. En esas etapas reconozco que estás mejor cuando yo no estoy cerca de ti, para corromperte y lastimarte. Lo reconozco. Tú en tu sitio. Yo en mío. Reconozco que lo mejor que pudo pasarme es que fueras más inteligente y maduro que yo, y decidieras, entonces, soltar las cuerdas que tan fuerte nos apretaban una vez; decidiste tener un corazón vacío en lugar de un corazón herido


"Puedes decidir pasar al ataque y repartir golpes o puedes hacer las maletas y admitir la derrota"

Inspirado en un viejo amigo.


martes, 5 de marzo de 2013

Alma.


Esta mañana con la niebla blanquecina, su espesor húmedo, la llovizna molesta y la nieve casi desecha por el paso de las horas, un interrogante me ha abordado con tal intensidad, que durante todo el día mi mente no ha querido estar presente en el mundo terrenal.
Oí en el buen y agradable programa de Javier Cárdenas como se quedaban asombrados acerca de unas investigaciones relativas al alma.
Se contaba como unos científicos intentaban corroborar su existencia. En fecha de 1907 se estudió varios cuerpos sin vida ya. Los ponían encima de una báscula, lo suficientemente grande, obviamente, para soportar su peso. No sé muy bien, si se hacía con personas prácticamente ya dispuestas a marcharse, quiero decir, que estaban a punto de fallecer, en poco. La cuestión es que se pudo verificar en la mayoría de los casos, por no decir todos, que en el momento exacto de la muerte, o quizá unos minutos más tarde el cuerpo perdía una parte del peso que antes de fallecer tenía. La media era 21 gramos. Al principio pudo pensarse que se debía a la deshidratación, pero luego se llegó a la conclusión de que dicho factor debía tardar bastante tiempo más. Así que las dudas pudieron ser afirmadas por estos científicos, tal vez no fuese creída ni entonces ni ahora por demasiada gente, pero lo que si está claro es que ellos creyeron firmemente en su hipótesis. La cosa no queda ahí. Otros científicos (ignoro la fecha de la investigación) se volcaron en intentar visualizarlo de una forma más demostrable, más empírica. Utilizaron cámaras especializadas de última generación, capacitadas para captar la energía, como el ojo humano no es capaz. Bien, los resultados fueron bastante sorprendentes: dependiendo del modo en que las personas dejaban de vivir( y con esto quiero decir si era una muerte natural, una muerte inesperada o incluso un suicidio) se podía observar, con las capturas realizadas con esas cámaras, como en un tiempo calculado en horas, la energía iba saliendo del cuerpo yaciente. En progreso, primero de la cabeza, luego del ombligo y al finalizar del corazón. Si la muerte era natural tardaba menos que si era una muerte inesperada, y a su vez esta última tardaba menos que una muerte por suicidio.
En el programa se dejo caer, de pasada, sin tampoco demasiada importancia, la compatibilidad de ser científico y estudiar estos casos. Comparto por completo la opinión del programa. Se ha demostrado a lo largo del tiempo que no por ser científico, y aunque no lo seas, no por estar más apegado al modo de descubrir las cosas de manera experimental, verificada y demostrada, tienes que no poder creer en la dualidad de cuerpo y alma.
En mi opinión son cosas bien diferentes. Religión y ciencia has sido durante un largo tiempo enemigos. Han discrepado en cosas lo suficientemente importantes como para cambiar unas cuantas opiniones. Pero en lo que más varían no es en el resultado, sino el camino que puede llevarles a alcanzar dicho resultado. Simplemente la ciencia, supongo, intenta que nada quede suelto y que todo quede demostrado.

Pero esto no es lo más preocupante. No me importa que haya personas más afines a la creencia o fe de que el cuerpo y alma son cosas diferentes y únicas, y que además llegado el momento dejan de caminar juntas, cada uno tiene su opinión, yo tengo la mía.
Recuerdo como en el instituto se engendró la duda que hacía tiempo ya había querido ser despertada. Leí acerca de religión órfica; empecé a comprender que, quizá, había algo más que un cuerpo que camina, definitivamente, sin sentido, sin ningún tipo de finalidad. Esta religión era bastante más "retorcida", afirmaba que además de que el alma y el cuerpo son cosas diferentes, decía también que el cuerpo era la cárcel del alma, y que esta última debía intentar ser liberada, despojarse de todos los vicios que el cuerpo absorbe. Una religión, nada más.
Pero cuando una persona, tal que yo, empieza a sospechar y a preguntarse acerca de esta dualidad, no creáis que simplemente se pregunta y después se acuesta sin más dilatación; es entonces, cuando hay un millón más de dudas, y un puñado más de preguntas sin respuesta. Y te percatas que detrás de todo esto hay mundo que desconocemos. Posteriormente muchísimos filósofos han defendido esta idea. Así como Platón, con la teoría del mundo materia y el mundo inteligible, además de diferenciar las ideas de lo material, diferenciaba también cuerpo y alma. Y así suma y sigue. Muchas religiones han defendido esta teoría y muchos científicos y psicólogos ahora también.
Rara vez hay humo sin fuego. En mi opinión.
Ahora bien, yo, por ejemplo, entre mucha gente más, ya doy por hecho que hay algo más que todo esto que podemos visualizar. No hablo de que haya un cielo con un Dios dispuesto a juzgar si has sido bueno o no en la tierra; cada uno lo llama como quiere. Yo extraterrestres. Lo que digo es que deberíamos plantearnos donde va esa energía, esa alma o lo que quiera que sea. Puede que en forma de mente, en forma de un yo pensante, o energía consciente, pero lo que más me intriga es saber si todo esto será a sabiendas de uno mismo; quiero decir, una vez este mundo se acabe para mi, esa sustancia que se marcha ¿Dónde va? Simplemente se evapora ¿O camina y deambula libremente por doquier? Y de ser así, mi energía, mi alma, mi mente, no será la única ¿no? Y si no está sola ¿Dónde puedo encontrarme con aquellos que un día se fueron?
Intrigante, sofocante y misterioso. Pero real.

"Dicen que la muerte pesa más a los vivos"







domingo, 3 de marzo de 2013

Belleza.

 La hermosura, la belleza tan afable como lastimosa, tan real como pasajera, tan dañina como única. Que tantas veces nos hemos fijado en ella que parece incluso muy lejano percatarse de lo que verdaderamente importa en el mundo. Nos han enseñado mal. No sé muy bien si nos viene ya dado de forma connatural, tal que atado a nuestra mente, tal que sujeto a nuestro yo, o quizá simplemente las tantas horas que la gente pasa enfrente del televisor; sea como sea, se nos ha dado como cierto una cosa: hombres del planeta, manteneros en forma, tenéis que hacer ejercicio pero no por amor al deporte si no por otras extrañas razones, como mantener un cuerpo fuerte. No está mal. Mujeres, aprended a maquillaros al rededor de los 13 años, tapad aquello que se esfuma tan rápido como los pasos que das al caminar: juventud. Vestiros de forma provocativa y sin ser menos importante soñad con unos bonitos pechos, un culo más respingón o no sé cuántas otras mierdas más. Eso es lo que el mundo hoy pone en nosotros. Modelos delgadas (y no precisamente porque forma parte de su genética) se pasean impolutas, pareciendo perfectas, sin un ápice de algo que falte, por las pasarelas, mientras una cantidad de niñas, y no tan niñas, anhelan tener esas curvas, curvas que ni marean. Los chicos con hombros más infinitos del mundo pretenden a las chicas más guapas con el cabello más largo y bonito, en programas como mujeres hombres y viceversa, o mejor dicho, folleteos, líos y viceversa. Así es.
Pero el tiempo está presente para todos, y así año tras año, los días que pasan sobre ti van dejándote mella, y como todos al final, ya nada de eso importará. Pero lo que si importará mañana será aquello que pondrás en tu mente. Aquello que te dedicarás a fabricar en lo más hondo de tu ser.
Las mentes, eso es lo que el mundo no sabe ver que importa. Dedica tu tiempo a cosas más importantes que simplemente estar "mona" y si eses inteligente, incluso, podrás hacer ambas cosas. Pon en ti cosas que te valgan, y ya ni si quiera para afrontar el mundo, ese mundo que está ahí afuera, sino para afrontar tu mundo, ese que quieres que este en tu mano. Grandes personas han conseguido grandes cambios, y apuesto que no les preocupaba tener las tetas más grandes del mundo, o el músculo más desarrollado de todos. Pero para ser grande hay que tener ideas grandes, y esas grandes ideas están ahí, ahí en tu cabeza, en tu memoria, escondidas, dormidas, esperando que alguien con algo más que pajaritos las despierten. No creo que haya nada más bonito, importante e imponente que una mente cultivada y repleta de cosas que ofrecer a los demás, porque la belleza, al fin y al cabo es escurridiza, y lo que para mí es lo más bello y sublime del planeta para ti es un gran zurullo, porque la belleza esta en los ojos del que mira, y no en quien supuestamente la posea

Lo que más aprendí un día, es que no somos feos sino una copia de la belleza. Tal que fácilmente, he de decir, que aquí, en el mundo terrenal no hay nada totalmente bello, todo lo que hay aquí no son más que unas malas copias de lo que verdaderamente soporta la idea de belleza. Si bien parece difícil de concebir, en realidad si estás dispuesto a comprenderlo no es tan complicado. El planteamiento es simple: lo material se corrompe, se estropea, sufre cambios, no sé si para bien o para mal, pero lo que un día parece ser una cosa, al día siguiente es algo completamente distinta. La historia tiene eco en todas las cosas materiales de aquello que se puede palpar, se va y viene; Heráclito, ya lo anunció: "todo fluye, nada permanece" y ya dijo que "nadie puede bañarse dos veces en el mismo río" Piénsalo, no es tan loca dicha frase, el agua de un río está en permanente movimiento, sin parar, el agua que tocas hoy, ahora, en este segundo no es ni parecido al agua que tocarás segundos después. El cauce, el agua que corre por él ha ido cambiando al compás del tiempo. Así, también, es todo lo aquí tus ojos pueden ver, devenir, nada más. Todo lo que nace luego muere. Todo lo que ahora es, mañana dejara de ser y pasara a ser otra cosa que aún no es. Pero ¿Qué hay entonces que permanezca? Las ideas, la esencia, es decir, aquello que hace que una cosa sea lo que es y no otra cosa, lo que permanecerá siempre, independientemente de las modas, los años, los siglos... Lo que sea. Se trata de algo que no admite relativismo, que para nada admite opinión, ni depende del punto de vista que se mire, es totalmente objetivo y universal para todos. He ahí la idea de belleza, de la que parten todas las demás que aquí, en el mundo material ves.

¿Suena bien no? Eres una copia de la belleza. Y aunque parezca estúpido apuesto que es mejor que ser feo.




viernes, 1 de marzo de 2013

¿Dónde estás tú?

Una puerta de un cristal irrompible se abre de par en par para dejar paso a las muchas personas que vienen a disfrutar de un aroma de un café perfecto. En su interior la multitud se hace extrema. Hay mesas de madera, color marrón oscuro, a juego con las sillas, algo incómodas he de decir. Otras situadas al lado de las grandes cristaleras que dan a la calle, son pequeñas mesas, redondas con un círculo grande de cuero; les acompaña unos sillones, esta vez cómodo ,con un respaldo lo suficientemente agachado para pararse a pensar y dejarse volar. Son de unas líneas verticales, marrón oscuro, marrón claro, y verde caqui. Sin embargo hay otras, en menos cantidad de color morado de un terciopelo para nada suave. La luz es tenue, incita a la tranquilidad. Es un buen lugar para reír, relajarse e incluso llorar, si se requiere. Del techo cuelgan unos cables negros, que acaban con una lámpara cóncava amarillo pastel. También en el techo hay unos tubos grandes, gruesos y negros, de algún material parecido al acero, se dirigen de manera irregular a la calle; creo que son extractores. Unas columnas se posan alegres en mitad de la cafeteria, interrumpiendo algunas miradas. Supongo que no serán ningún punto de apoyo. Es parte de la decoración. Unos cuadros abstractos decoran una pared roja granate, color sangre más bien. Justo al lado hay una estantería repleta de tazas, café molido y una gran cantidad de objetos que regalarte, si te apetece. La comida se encuentra atrapada en una vitrina de cristal algo opaco. Lo dulce resalta sobre lo salado. La gente es golosa. De forma paralela, encontramos el mostrador. Al fondo unos jóvenes, apuestos, atienden a la clientela con una amplia y profident sonrisa. Detrás de ellos cuelgan unas pizarras con la variedad de café y té que se puede pedir.
Yo disfruto de un frappuccino de mocca. Perfecto ahora, para hacer balance y respirar.
Así de fácil la gente encuentra un hueco, aunque minúsculo y efímero tiempo, para sonreír y olvidarse por completo de la fauna rara que nos espera tras salir de este confortable y apacible lugar.
Yo estoy aquí, tú allí, otro en cualquier remoto y alejado lugar, mucha otra gente en otros bares u otros sitios encerrados, sea como sea, hoy, ahora, parece que es lo único que nos queda, calentarnos las manos con un café recién servido, en una taza maltratada por el tiempo y las manos que tocan su material.
Últimamente parece difícil sonreír. Si, no voy a negar lo evidente. Pero peores tiempos nos aguardan, y siempre podremos girar la cabeza y recordar que tantos baches fuimos capaces de saltar. Lo único, natural y coherente que nos queda es valorar lo que tenemos, da igual si es mucho o poco.
¿Dónde estás tú?

" De lo que sea que pidas, pide dos"