sábado, 23 de marzo de 2013

Palizas del amor.


Para el chico que pelea contra el Karma.

Nunca antes me había parado a pensar que tan importante podía ser una figura femenina en mi vida. Había pasado los últimos años manteniendo la misma línea, de persona que no le importa lo más mínimo jugar  a un juego de mayores, un juego en el que ahora yo mimo me encuentro, el juego de amar.
Había vivido de la forma más espontánea y juerguista todas las antiguas relaciones, muchas de ellas tan sólo de una noche, una noche que a la mañana siguiente era para mí un recuerdo más para el olvido, sin saber si quiera que resultaba para la otra chica. Pensaba que estaba perdido, que tal vez, sencillamente, la vida era así también para el resto de seres humanos. Pero entonces sin saber muy bien de qué extraña manera apareciste tú.
 Fuiste un perfecto añadido en mi vida ya cansada del mismo baile. Me diste cosas que nunca antes había tenido, incluso me enseñaste cosas que aún hoy día recuerdo. Una extrema sensación decidió nacer en mi, y no creas por un instante que yo le di permiso, apareció porque si, porque así debía ser. Comenzaste de la manera más metafísica y sorprendente a llenar unos huecos que ni si quiera yo mimo sabía que existían. Te apresuraste incondicionalmente a crear un fantástico efecto en mí que nunca antes se me había representado; me enseñaste la locura que es el amor. Aprendí gracias a ti que el mundo es mucho mejor si decides compartir la vida junto a otra persona, una persona que te da las cosas que por ti mimo no eres capaz de tener, que complemente todo lo que sin ella nunca serias, que fusione sin casi fuerza vuestros cuerpos, así de bueno y mejor era el mundo cuando estabas a mi lado. Si, gracias a no sé que extraño ser mi vida fue mucho mejor por un tiempo, por fortuna apareciste y te cruzaste en mi mundo. Pero no, de fortuna nada, por desgracia.
Creo que ya no sirve de nada que te diga lo que siento, creo, incluso, que piensas que por haber sido un chico “golfo” no tengo derecho a sentir, bien pues estás muy equivocada. Fue necesario que me dieras todo ese amor, pero que realmente creo que fue efecto de choque y rebote que sintiera que tú me entregabas algo que hoy sé que nunca existió; fue el amor y el cariño que yo te di lo que hizo que yo pensara que era recíproco. Realmente ahora me doy cuenta de que era así. No sabes ni conoces por un momento lo mucho que te he querido, ni tampoco imaginas que pasado todo este tiempo, mientras tú recuperas tu fabulosa vida, yo sigo hundiendo cada día un poco más en la mierda. Yo te entregue mi amor a manos llegas, y tú, barrera en tu corazón, tan sólo me diste una entrega desigual. Me he convencido a mí mismo, tanto que creo que es así, que el Karma me está dando un escarmiento, una paliza. Pero en el fondo me he dado cuenta que la única que me ha dado una paliza sentimental eres tú. Has dejado, un día sí y otro también, que me precipitase hasta el precipicio más oscuro, sin tener jamás la más mínima intención de salvarme. Lo que sí sé es que te he querido como nunca antes había querido a otra persona, he llegado a pensar que no necesitaba nada más que tus manos cerca de las mías, he llegado a creer que en el mundo no había problemas, ni tampoco era malo gracias a que tú existías.
Pero lo que ahora importa es que por primera vez aquí me tienes, dolido, humillado, insatisfecho como nunca antes había estado. Pensándolo bien, nunca fui recibido de igual modo que tú en mi corazón, nunca me entregaste las caricias que yo cada día, hasta soñando, te entregaba. He pensado que puede que en realidad nunca habías querido empezar esta historia conmigo, que siempre habías querido seguir con tu camino lejos del mío. Y es por eso que opino que fue tu dificultad para alejarme de ti, tu cobardía por no saberme decir que no me querías lo que te ha llevado a dejarme tan sumamente destrozado.

Lo triste es que ahora me has dejado completamente acojonado, con el miedo más pesante de volver a sentir esto con otra chica. Desearía que me devolvieras todo lo que te he querido, pues no mereces en absoluto una sola lágrima más de mí. De pronto, el tiempo se ha vuelto muy escaso y lo importante es dejarte atrás y comenzar a caminar en un nuevo día, sin ti.

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