domingo, 3 de marzo de 2013

Belleza.

 La hermosura, la belleza tan afable como lastimosa, tan real como pasajera, tan dañina como única. Que tantas veces nos hemos fijado en ella que parece incluso muy lejano percatarse de lo que verdaderamente importa en el mundo. Nos han enseñado mal. No sé muy bien si nos viene ya dado de forma connatural, tal que atado a nuestra mente, tal que sujeto a nuestro yo, o quizá simplemente las tantas horas que la gente pasa enfrente del televisor; sea como sea, se nos ha dado como cierto una cosa: hombres del planeta, manteneros en forma, tenéis que hacer ejercicio pero no por amor al deporte si no por otras extrañas razones, como mantener un cuerpo fuerte. No está mal. Mujeres, aprended a maquillaros al rededor de los 13 años, tapad aquello que se esfuma tan rápido como los pasos que das al caminar: juventud. Vestiros de forma provocativa y sin ser menos importante soñad con unos bonitos pechos, un culo más respingón o no sé cuántas otras mierdas más. Eso es lo que el mundo hoy pone en nosotros. Modelos delgadas (y no precisamente porque forma parte de su genética) se pasean impolutas, pareciendo perfectas, sin un ápice de algo que falte, por las pasarelas, mientras una cantidad de niñas, y no tan niñas, anhelan tener esas curvas, curvas que ni marean. Los chicos con hombros más infinitos del mundo pretenden a las chicas más guapas con el cabello más largo y bonito, en programas como mujeres hombres y viceversa, o mejor dicho, folleteos, líos y viceversa. Así es.
Pero el tiempo está presente para todos, y así año tras año, los días que pasan sobre ti van dejándote mella, y como todos al final, ya nada de eso importará. Pero lo que si importará mañana será aquello que pondrás en tu mente. Aquello que te dedicarás a fabricar en lo más hondo de tu ser.
Las mentes, eso es lo que el mundo no sabe ver que importa. Dedica tu tiempo a cosas más importantes que simplemente estar "mona" y si eses inteligente, incluso, podrás hacer ambas cosas. Pon en ti cosas que te valgan, y ya ni si quiera para afrontar el mundo, ese mundo que está ahí afuera, sino para afrontar tu mundo, ese que quieres que este en tu mano. Grandes personas han conseguido grandes cambios, y apuesto que no les preocupaba tener las tetas más grandes del mundo, o el músculo más desarrollado de todos. Pero para ser grande hay que tener ideas grandes, y esas grandes ideas están ahí, ahí en tu cabeza, en tu memoria, escondidas, dormidas, esperando que alguien con algo más que pajaritos las despierten. No creo que haya nada más bonito, importante e imponente que una mente cultivada y repleta de cosas que ofrecer a los demás, porque la belleza, al fin y al cabo es escurridiza, y lo que para mí es lo más bello y sublime del planeta para ti es un gran zurullo, porque la belleza esta en los ojos del que mira, y no en quien supuestamente la posea

Lo que más aprendí un día, es que no somos feos sino una copia de la belleza. Tal que fácilmente, he de decir, que aquí, en el mundo terrenal no hay nada totalmente bello, todo lo que hay aquí no son más que unas malas copias de lo que verdaderamente soporta la idea de belleza. Si bien parece difícil de concebir, en realidad si estás dispuesto a comprenderlo no es tan complicado. El planteamiento es simple: lo material se corrompe, se estropea, sufre cambios, no sé si para bien o para mal, pero lo que un día parece ser una cosa, al día siguiente es algo completamente distinta. La historia tiene eco en todas las cosas materiales de aquello que se puede palpar, se va y viene; Heráclito, ya lo anunció: "todo fluye, nada permanece" y ya dijo que "nadie puede bañarse dos veces en el mismo río" Piénsalo, no es tan loca dicha frase, el agua de un río está en permanente movimiento, sin parar, el agua que tocas hoy, ahora, en este segundo no es ni parecido al agua que tocarás segundos después. El cauce, el agua que corre por él ha ido cambiando al compás del tiempo. Así, también, es todo lo aquí tus ojos pueden ver, devenir, nada más. Todo lo que nace luego muere. Todo lo que ahora es, mañana dejara de ser y pasara a ser otra cosa que aún no es. Pero ¿Qué hay entonces que permanezca? Las ideas, la esencia, es decir, aquello que hace que una cosa sea lo que es y no otra cosa, lo que permanecerá siempre, independientemente de las modas, los años, los siglos... Lo que sea. Se trata de algo que no admite relativismo, que para nada admite opinión, ni depende del punto de vista que se mire, es totalmente objetivo y universal para todos. He ahí la idea de belleza, de la que parten todas las demás que aquí, en el mundo material ves.

¿Suena bien no? Eres una copia de la belleza. Y aunque parezca estúpido apuesto que es mejor que ser feo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario