Esta mañana con la niebla blanquecina, su espesor húmedo, la
llovizna molesta y la nieve casi desecha por el paso de las horas, un
interrogante me ha abordado con tal intensidad, que durante todo el día mi
mente no ha querido estar presente en el mundo terrenal.
Oí en el buen y
agradable programa de Javier Cárdenas como se quedaban asombrados acerca de
unas investigaciones relativas al alma.
Se contaba como
unos científicos intentaban corroborar su existencia. En fecha de 1907 se
estudió varios cuerpos sin vida ya. Los ponían encima de una báscula, lo
suficientemente grande, obviamente, para soportar su peso. No sé muy bien, si
se hacía con personas prácticamente ya dispuestas a marcharse, quiero decir,
que estaban a punto de fallecer, en poco. La cuestión es que se pudo verificar
en la mayoría de los casos, por no decir todos, que en el momento exacto de la
muerte, o quizá unos minutos más tarde el cuerpo perdía una parte del peso que
antes de fallecer tenía. La media era 21 gramos. Al principio pudo pensarse que
se debía a la deshidratación, pero luego se llegó a la conclusión de que dicho
factor debía tardar bastante tiempo más. Así que las dudas pudieron ser
afirmadas por estos científicos, tal vez no fuese creída ni entonces ni ahora
por demasiada gente, pero lo que si está claro es que ellos creyeron firmemente
en su hipótesis. La cosa no queda ahí. Otros científicos (ignoro la fecha de la
investigación) se volcaron en intentar visualizarlo de una forma más
demostrable, más empírica. Utilizaron cámaras especializadas de última
generación, capacitadas para captar la energía, como el ojo humano no es capaz.
Bien, los resultados fueron bastante sorprendentes: dependiendo del modo en que
las personas dejaban de vivir( y con esto quiero decir si era una muerte
natural, una muerte inesperada o incluso un suicidio) se podía observar, con
las capturas realizadas con esas cámaras, como en un tiempo calculado en horas,
la energía iba saliendo del cuerpo yaciente. En progreso, primero de la cabeza,
luego del ombligo y al finalizar del corazón. Si la muerte era natural tardaba
menos que si era una muerte inesperada, y a su vez esta última tardaba menos que
una muerte por suicidio.
En el programa se
dejo caer, de pasada, sin tampoco demasiada importancia, la compatibilidad de
ser científico y estudiar estos casos. Comparto por completo la opinión del
programa. Se ha demostrado a lo largo del tiempo que no por ser científico, y
aunque no lo seas, no por estar más apegado al modo de descubrir las cosas de
manera experimental, verificada y demostrada, tienes que no poder creer en la
dualidad de cuerpo y alma.
En mi opinión son
cosas bien diferentes. Religión y ciencia has sido durante un largo tiempo
enemigos. Han discrepado en cosas lo suficientemente importantes como para
cambiar unas cuantas opiniones. Pero en lo que más varían no es en el
resultado, sino el camino que puede llevarles a alcanzar dicho resultado.
Simplemente la ciencia, supongo, intenta que nada quede suelto y que todo quede
demostrado.
Pero esto no es lo
más preocupante. No me importa que haya personas más afines a la creencia o fe
de que el cuerpo y alma son cosas diferentes y únicas, y que además llegado el
momento dejan de caminar juntas, cada uno tiene su opinión, yo tengo la mía.
Recuerdo como en
el instituto se engendró la duda que hacía tiempo ya había querido ser
despertada. Leí acerca de religión órfica; empecé a comprender que, quizá,
había algo más que un cuerpo que camina, definitivamente, sin sentido, sin
ningún tipo de finalidad. Esta religión era bastante más "retorcida",
afirmaba que además de que el alma y el cuerpo son cosas diferentes, decía
también que el cuerpo era la cárcel del alma, y que esta última debía intentar
ser liberada, despojarse de todos los vicios que el cuerpo absorbe. Una
religión, nada más.
Pero cuando una
persona, tal que yo, empieza a sospechar y a preguntarse acerca de esta
dualidad, no creáis que simplemente se pregunta y después se acuesta sin más
dilatación; es entonces, cuando hay un millón más de dudas, y un puñado más de
preguntas sin respuesta. Y te percatas que detrás de todo esto hay mundo que
desconocemos. Posteriormente muchísimos filósofos han defendido esta idea. Así
como Platón, con la teoría del mundo materia y el mundo inteligible, además de
diferenciar las ideas de lo material, diferenciaba también cuerpo y alma. Y así
suma y sigue. Muchas religiones han defendido esta teoría y muchos científicos
y psicólogos ahora también.
Rara vez hay humo
sin fuego. En mi opinión.
Ahora bien, yo,
por ejemplo, entre mucha gente más, ya doy por hecho que hay algo más que todo
esto que podemos visualizar. No hablo de que haya un cielo con un Dios
dispuesto a juzgar si has sido bueno o no en la tierra; cada uno lo llama como
quiere. Yo extraterrestres. Lo que digo es que deberíamos plantearnos donde va
esa energía, esa alma o lo que quiera que sea. Puede que en forma de mente, en
forma de un yo pensante, o energía consciente, pero lo que más me intriga es
saber si todo esto será a sabiendas de uno mismo; quiero decir, una vez este
mundo se acabe para mi, esa sustancia que se marcha ¿Dónde va? Simplemente se
evapora ¿O camina y deambula libremente por doquier? Y de ser así, mi energía,
mi alma, mi mente, no será la única ¿no? Y si no está sola ¿Dónde puedo
encontrarme con aquellos que un día se fueron?
Intrigante,
sofocante y misterioso. Pero real.
"Dicen que la
muerte pesa más a los vivos"
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