lunes, 10 de junio de 2013

- Si quieres puedo ser la cuerda que te salva, esa que te impide saltar... si lo prefieres puedo ser tu paracaídas...- el chico valiente me mira mientras se deja ver agotado ya. Me gusta como mira, siempre me ha gustado.

+ Pero es que B. hace largo tiempo que estoy en caída... No creo que puedas salvarme.

Las costuras de nuestros cuerpos se alejan irremediablemente. Porque caer es eso, alejarse de las fuerzas, dejarse vencer, en definitiva, morir por dentro.

- O puedo ser esa red que te espera cuando caes. Incluso puedo ser la chica que te hace el boca a boca, también. Puedo ser muchas cosas, H., muchas...

+ ¿Por qué?- H. se acerca, y me besa la mano. Yo sonrío.

-  Porque tú has estado un tiempo perdido por ahí, ya sabes, amor, nadando entre tiburones, incluso el  rumbo y tú no erais muy amigos. Pero entonces aparecí yo, es así ¿Verdad, idiota? Tu mundo ahora ha cambiado, el problema es que aún no sabes si para bien o para mal...

+ A veces pienso que para mal- Lo suelta como musitando un daño acelerado- verás, no pongas esa cara, pero es que me has vuelto  loco.

- Tú me estas volviendo loca ahora, y en fin...H. por si no lo sabes eso es exactamente lo que el amor debe hacer.



Nunca pudimos deleitarnos con un bonito final ¿eh? Sencillamente, supongo, que dos locos nunca se llevarán bien. 


Siempre te gustó esconderte bajo las sabanas. Pequeño.



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