jueves, 4 de abril de 2013

"Y en menos de un instante… todo cambia. Dejamos el pasado atrás, y nos lanzamos hacia lo desconocido: nuestro futuro. Partimos hacia lugares remotos para intentar encontrarnos a nosotros mismos. O, intentamos perdernos explorando placeres más cerca de casa. Los problemas empiezan cuando nos negamos a aceptar los cambios, y nos aferramos a viejas costumbres. Pero si nos aferramos demasiado al pasado, puede que el futuro no llegue nunca."

Dicen que para empezar una nueva historia hay que acabar otra. Hay veces en que para poder cerrar un viejo cuento es necesario empezar uno nuevo, así te fuerzas a decir adiós. Pero hay otras veces en las que nos negamos a empezar una nueva vida, porque odiamos lo desconocido, lo tenemos, porque nos resulta misterioso... Nos quedamos aferrados a las cosas del pasado, para siempre. Dicen también, que es malo quedarse allí, que sólo causa dolor recordar lo que un día fue. Yo sin embargo no opino lo mismo.
Hace mucho tiempo que mi historia terminó, no he querido nunca empezar unas nuevas líneas, una nueva narración; puede que sea malo, pero a menudo lo malo nos hace felices, y eso es lo que importa, lo felices que somos, independientemente de que la glándula de nuestra felicidad resida en el pasado. Al fin y al cabo aquellos que como yo prefieren estar en el pasado viven de recuerdos, de ilusiones, de aquellas cosas que podrían haber sido y por desgracia ya nunca serán.

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