esperan a que el destino y ese algo o alguien les haya puesto la casualidad en su camino y así aprovechan la vida y su momento.
Yo, he debido ser una imbécil, no he tenido tiempo ni de buscarla, ni de pasar de largo, ni de esperarla; tan poco tiempo tenía que he hecho las tres cosas.
Busqué desesperadamente la casualidad que hiciera que mi barco navegara a buen puerto, o si no es posible, al menos con viento a favor. Tanto la busqué que al final
la encontré. Ni el ser que las fabrica ha podido esconderlas para mi. Alomejor esa casualidad no era de mi pertenencia, pero yo me he adueñado hasta el último gramo. Luego dejé la casualidad que sin preceptos me taponaba la alegría y la dejé pasar de largo, fácil, rápido casi sin dolor. Y por último y aunque parezca que no, lo más importante: ahora espero, espero la casualidad que mantenga aquella casualidad que en su día ya busqué.
Cada uno que haga lo que quiera, yo aprovecho y vivo deprisa. Y aunque esa casualidad ni siquiera puede que sea para mi y un día la pierda, me he delimitado a no esperar que las cosas vengan a mi, sino a salir a la calle y luchar contra los más imperfectos monstruos y agregar lo que en mi vida faltaba.
Y así te encontré, así eres la casualidad más bonita del mundo.
"La cosa más insignificante puede cambiarte la vida. En un abrir y cerrar de ojos, cuando menos te lo esperas, ocurre algo por casualidad que te embarca en un viaje que no habías planeado, rumbo a un futuro jamás imaginado. Quien sabe a donde te llevará, es la aventura de nuestra vida, nuestra búsqueda de la luz, pero a veces para encontrar la luz hay que atravesar las más profundas tinieblas"
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