El tren corre como si el
tiempo no fuera necesario, los pasajeros intentan hacer que las próximas cuatro
horas caigan rápido en el minutero. Algunos, al fondo, leen un libro, hacen una
pausa sencilla, transitoria, tal vez les llegue un mareo de vez en cuando.
Otros se ponen unos cascos; la mayoría para escuchar, supongo, música, el resto
para ver una película maltratada por los años. Algunos jóvenes se van al
vagón-bar donde se piden una cerveza fresca. Un chico tímido mira de reojo a
una mujer rubia despampanante. Él, en cambio, deja pasar el tiempo. Realmente
no le importa demasiado lo mucho que pueda tardar el tren en llegar a su
trayecto final, lo que verdaderamente le importa es alejarse de esa ciudad, la
ciudad donde ha compartido los más sinceros momentos con su ahora ya ex novia.
Dolor, eso es lo que siente. Nunca había sentido la punzada directa de un
corazón roto. Él, que siempre se reía de todas esas personas que aseguraban que
el amor era la peor sintonía, aquellos que decían que estar enamorado era
maravilloso, pero que intentar dejar de estarlo era la peor experiencia del
mundo.
No hay duda, una puñalada seria menos
dolorosa. El mundo entero se encarga de buscar loca y desesperadamente el amor
¿Por qué, si nadie sabe el antídoto que calme su dolor? es de masoquistas
sentir que eres naufrago, y cuando vuelves a ser el que eras, volver a meterte
en el meollo y enredarte en tu propio pelo. Te enamoras, vives rápido y
felizmente, todo ahí afuera tiene sentido, significado, aún siendo la vida una
mierda; todo lo que te rodea se borra tal que una goma borra la huella de un
lápiz, así de sencillo. Y los días, todos ellos, son ahora soleados, aunque en
la calle diluvie, todo es de color brillante, cada mala noticia se arregla con
un simple beso. Y así, un día y otro más, y cuando te das cuenta han pasado ya
unos cuantos años. Pero claro, cuando el amor se va y no es por tu parte, o una
tercera parte decide romper tus mejores sueños, o simplemente una de las dos
partes de apaga, el tiempo se hace tenso, sofocante, inaudito, escurridizo, extranjero,
incoherente e incluso una hora parece un día entero, gris y asqueroso. Y
empiezan los llantos y todos esos problemas que días atrás tapabas con ese
simple beso. No sabes que hacer, que decir, como volver a nacer. ¿Qué hay más
pesante y triste que la persona que más quieres no quiera estar a tu lado? No
hay nada, un océano oscuro y delicado. Pero cuando vuelves a levantar la
cabeza, y sales de ese pozo hondo, todo parece volver a cobrar sentido, y es
entonces cuando te dices que has sido un autentico estúpido y que has perdido
el más valioso del tiempo derramando lagrimas por alguien que ni si quiera las
merece. Te dices: “ahora tendré cuidado” pero es que simplemente, no engañes, te
mientes. Un día llega esa persona que te enseña de nuevo a volar, que te saca
las mejores sonrisas, y que te devuelve los sueños que la otra persona se llevo
consigo. Y sin saber cómo, cuándo y dónde te encuentras otra vez perdido,
enamorado hasta las trancas. Y así constantemente empiezas un bucle sin fin.
Así se siente él,
destrozado, sin ganas de seguir viviendo. Ha dejado toda su vida, sus más
anhelados sueños, sólo para no tenerla cerca y le entorpezca en su camino. Así,
además de perder ese “gran amor” ha perdido todo por lo que siempre ha luchado,
y ha decidido irse a casa de su mejor amigo, encerrarse en la más oscura
habitación hasta que el dolor se vaya lejos.
He ahí el antídoto para el
desamor. Es evidente que no es lo mismo ver el toro desde la barrera, y que lógicamente
no es igualitario hablar desde fuera que vivirlo desde dentro. Pero es ahí
donde radica el error de las personas, se dicen: “el tiempo lo cura todo” no
señores, el tiempo no cura una mierda, lo que cura es lo que se hace en ese
tiempo. Si decides alejarte de todo lo que un día formaba parte de tu vida e
irte lo más lejos posible, es fácil que todo te parezca mucho más costoso, pues
no solo tendrás la dura carga de olvidar a esa persona, si no la penosa carga
de volver a construir tu ahora pisada vida. Si te encierras en la habitación
solo sin nada ni nadie, quizá te estés perdiendo los más maravillosos de los
días. Si decides no relacionarte con absolutamente nadie, dudo mucho que tengas un hombro en el que
ahogarte. Sin embargo, si aún con pena te quedas en tu lugar de origen y
continúas con tus costumbres el único peso que tendrás por delante es quitarte
de la cabeza a esa persona. Si en lugar de quedarte en casa, sales y disfrutas,
los días poco a poco volverán a tener luz, y si en lugar de construir un camino
solo, te relacionas con aquellas personas que no sólo te quieren sino que
además te apoyan, ellos te ayudaran a salir del paso, pues muchas fuerzas
pueden más que una sola. Así es como puede ser más fácil todo. Pero recuerda,
debes estar preparado, porque aunque creas haber aprendido, el amor volverá a
borrar todas las experiencias de tu mente y el bucle de tu vida seguirá
girando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario