sábado, 16 de febrero de 2013

El bucle de tu vida.




El tren corre como si el tiempo no fuera necesario, los pasajeros intentan hacer que las próximas cuatro horas caigan rápido en el minutero. Algunos, al fondo, leen un libro, hacen una pausa sencilla, transitoria, tal vez les llegue un mareo de vez en cuando. Otros se ponen unos cascos; la mayoría para escuchar, supongo, música, el resto para ver una película maltratada por los años. Algunos jóvenes se van al vagón-bar donde se piden una cerveza fresca. Un chico tímido mira de reojo a una mujer rubia despampanante. Él, en cambio, deja pasar el tiempo. Realmente no le importa demasiado lo mucho que pueda tardar el tren en llegar a su trayecto final, lo que verdaderamente le importa es alejarse de esa ciudad, la ciudad donde ha compartido los más sinceros momentos con su ahora ya ex novia. Dolor, eso es lo que siente. Nunca había sentido la punzada directa de un corazón roto. Él, que siempre se reía de todas esas personas que aseguraban que el amor era la peor sintonía, aquellos que decían que estar enamorado era maravilloso, pero que intentar dejar de estarlo era la peor experiencia del mundo. 

No hay duda, una puñalada seria menos dolorosa. El mundo entero se encarga de buscar loca y desesperadamente el amor ¿Por qué, si nadie sabe el antídoto que calme su dolor? es de masoquistas sentir que eres naufrago, y cuando vuelves a ser el que eras, volver a meterte en el meollo y enredarte en tu propio pelo. Te enamoras, vives rápido y felizmente, todo ahí afuera tiene sentido, significado, aún siendo la vida una mierda; todo lo que te rodea se borra tal que una goma borra la huella de un lápiz, así de sencillo. Y los días, todos ellos, son ahora soleados, aunque en la calle diluvie, todo es de color brillante, cada mala noticia se arregla con un simple beso. Y así, un día y otro más, y cuando te das cuenta han pasado ya unos cuantos años. Pero claro, cuando el amor se va y no es por tu parte, o una tercera parte decide romper tus mejores sueños, o simplemente una de las dos partes de apaga, el tiempo se hace tenso, sofocante, inaudito, escurridizo, extranjero, incoherente e incluso una hora parece un día entero, gris y asqueroso. Y empiezan los llantos y todos esos problemas que días atrás tapabas con ese simple beso. No sabes que hacer, que decir, como volver a nacer. ¿Qué hay más pesante y triste que la persona que más quieres no quiera estar a tu lado? No hay nada, un océano oscuro y delicado. Pero cuando vuelves a levantar la cabeza, y sales de ese pozo hondo, todo parece volver a cobrar sentido, y es entonces cuando te dices que has sido un autentico estúpido y que has perdido el más valioso del tiempo derramando lagrimas por alguien que ni si quiera las merece. Te dices: “ahora tendré cuidado” pero es que simplemente, no engañes, te mientes. Un día llega esa persona que te enseña de nuevo a volar, que te saca las mejores sonrisas, y que te devuelve los sueños que la otra persona se llevo consigo. Y sin saber cómo, cuándo y dónde te encuentras otra vez perdido, enamorado hasta las trancas. Y así constantemente empiezas un bucle sin fin.

Así se siente él, destrozado, sin ganas de seguir viviendo. Ha dejado toda su vida, sus más anhelados sueños, sólo para no tenerla cerca y le entorpezca en su camino. Así, además de perder ese “gran amor” ha perdido todo por lo que siempre ha luchado, y ha decidido irse a casa de su mejor amigo, encerrarse en la más oscura habitación hasta que el dolor se vaya lejos.

He ahí el antídoto para el desamor. Es evidente que no es lo mismo ver el toro desde la barrera, y que lógicamente no es igualitario hablar desde fuera que vivirlo desde dentro. Pero es ahí donde radica el error de las personas, se dicen: “el tiempo lo cura todo” no señores, el tiempo no cura una mierda, lo que cura es lo que se hace en ese tiempo. Si decides alejarte de todo lo que un día formaba parte de tu vida e irte lo más lejos posible, es fácil que todo te parezca mucho más costoso, pues no solo tendrás la dura carga de olvidar a esa persona, si no la penosa carga de volver a construir tu ahora pisada vida. Si te encierras en la habitación solo sin nada ni nadie, quizá te estés perdiendo los más maravillosos de los días. Si decides no relacionarte con absolutamente  nadie, dudo mucho que tengas un hombro en el que ahogarte. Sin embargo, si aún con pena te quedas en tu lugar de origen y continúas con tus costumbres el único peso que tendrás por delante es quitarte de la cabeza a esa persona. Si en lugar de quedarte en casa, sales y disfrutas, los días poco a poco volverán a tener luz, y si en lugar de construir un camino solo, te relacionas con aquellas personas que no sólo te quieren sino que además te apoyan, ellos te ayudaran a salir del paso, pues muchas fuerzas pueden más que una sola. Así es como puede ser más fácil todo. Pero recuerda, debes estar preparado, porque aunque creas haber aprendido, el amor volverá a borrar todas las experiencias de tu mente y el bucle de tu vida seguirá girando.


 “Encuentra lo que te gusta mirar y míralo”

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