Un día me dijiste que querías estar sólo. Yo, intentando ser la
mujer más comprensible, me marché, te dejé solo en la multitud de miedos
capaces de venir y obligarte a sentir mal. No sabíamos que días o semanas o
quizá más, eran necesarios para volver a abrir tu corazón; el tiempo, cruel y
loco, no dejó de pasar, las noches empezaron a hacerse más largas y los días
más fríos y lúgubres, el invierno se hizo notar. En la calle ya casi no había
cavidad para socorrer a ninguna alma solitaria, y mientras yo esperaba ansiosa
a que me dijeras: "necesito de tu compañía" tú te ibas marchitando
como una rosa llena de vida que es arrancada sin piedad. Todo tu mundo había
decidido dejar de girar, había decidido dejar de ser lo más parecido a una
vida; pero el resto del mundo seguía corriendo, al mismo ritmo rápido de
siempre. Nunca llegaste a pedirme que regresara.
Pero es entonces
cuando mi mundo también paró, y me percate de que no había sido capaz de leer
entre líneas y que detrás de ese " déjame solo" se escondían las
ganas desesperadas de un abrazo acogedor y un " nunca voy a irme de tu
lado"
Corrí tanto como
mis piernas me lo permitieron. Casi nadaba entre la gente, intentado hacerme un hueco para llegar a ti. Y ahí estabas tú, solo, como ya casi me esperaba.
Su cara era casi
transparente al lado de una pared de un blanco perfecto. Hablaba por sí solo,
me contaba lo triste y desolado que había estado durante estos pocos días, de cómo
habían parecido un tiempo mucho más largo. Sus ojeras parecías un lago con mil
historias de tristeza por contar.
Sólo supo decirme
" te odio". Un golpe seco me aplastó el corazón, y el mundo se paró
de nuevo. Pero entonces el golpe quiso darme un respiro y entendí que de nuevo debía
leer entre líneas. Un abrazo fuerte nos unió para no separarnos nunca más.
Eso es lo que se
debe hacer. Detrás de un "te odio" se esconde el más sincero te amo.
Detrás de un "déjame en paz" están las más absolutas ganas de que
alguien se quede aquí, a tu lado, haciendo compañía a tus ganas de llorar.
Somos así de
complicados y misteriosos, decimos una cosa cuando queremos decir otra
totalmente contraria. Pero así es el ser humano; lo lógico en comprender a la
persona que tienes al lado, por muy marítimo y distanciado que pueda parecer.
"Para
sobrevivir sólo necesitamos una persona que nos quiera de verdad"
No hay comentarios:
Publicar un comentario