domingo, 3 de febrero de 2013

Nunca.

Pienso en ti cada noche. Me visitas sigilosamente y como un fantasma que pretende perturbarme, te cuelas en mis sueños, sin permiso, sin avisar, sin anestesia. En ellos hablamos todo lo que nunca ya hablaremos, me das los besos que nunca tendré, las caricias que mi piel nunca podrá sentir, los guiños de ojos y su complicidad que nunca podré deleitar, me quitas las penas que hoy me abruman cada día y que jamás me quitarás, me comprendes y me escuchas como hoy nunca nadie lo hará, me das los sermones que nadie me da, los gritos que nunca he podido escuchar y me das ese amor que ninguna madre ya me podrá dar. Pero como siempre, como cada mañana, un hilo de luz intenso me golpea los párpados mojados y cerrados;me recuerda que la realidad ha venido a visitarme y que nada de eso podrá hacerse realidad. Pero, mamá, siempre nos quedará soñar. Y aunque no te lleve flores te dedico palabras, y lo sabes.

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