lunes, 22 de julio de 2013

Volar sin motores.

El otro día me mordió, estiró con sus dientes mi labio inferior y lo atrajo lujuriosamente hacia él, con ese sabor a sexo que su boca tanto tiene.
 He susurrado que la vida es para soñar, para volar  y me ha dado lo mismo ser quien vigila tus noches a cambio de que me muerdas al menos una vez cada minuto, no es mucho si lo piensas ¿No?
El problema es que tus besos son una digna nicotina, de esas que enganchan enseguida, de esas que cuesta anegar. Siempre recorren mis ganas y rompen en mis gemidos. Son la energía más potente que jamás he probado, envuelven mi mundo y lo convierte en un habitable y socorrido lugar con jardines donde nuestros cuerpos se deslizan uno sobre el otro, placenteramente. 
Yo me pierdo en tus gestos y abrazo tus miedos mientras tú te encargas irremediablemente de despertar los míos. 
Tus besos son la puerta del abismo, que me llevan primero a caer hacia la nada, hacia lo oscuro y luego me golpean el pecho fuertemente y me hacen ver los colores fluorescentes de la vida. 
He oído muchas veces que besas bien, pero en el fondo sé que tu boca es diferente; no me preguntes el porqué, pero a veces tu lengua me hace creer en cosas sobrenaturales porque cuando recorre la mía o incluso mi cuello las penas se desfallecen, todos los males son restituidos y perdóneme usted, pero eso es magia da igual que lo mires por arriba o por abajo, incluso al revés. 

Tus besos son puro efecto calmante, un cachete en los sustos, un golpe en la incógnita, un susurro en la brecha de mi corazón, un pellizco en la tormenta de mi mal humor; tus besos son los versos que mis dedos te dibujan en la espalda cuando duermes, la rima de la ilusión, el desperfecto atardecer que sueño yo, el apretón de la melancolía y el amargo sabor de tu partida. 
Un beso tuyo, amor, es el puro análisis de la mortalidad y de la vida al mismo  tiempo, a partes iguales, amar y odiar en la misma puta línea. Me quitan el aliento pero luego me recrean de nuevo en la belleza de vivir.  
¿Sabes cuál es el problema? Que vivir sin ellos es como nadar en un océano sin salida, recorrer mares del tiempo sin minutero, es como soñar sin dormir, volar sin motores, es como buscar la luz en la incansable oscuridad y no sólo no encontrarla sino, además, apreciar lo bonito de las cosas que no se ven y valorar las cosas incoherentes que se sienten. 
El problema es que ya no puedo sobrevivir sin ellos, que me muero sin ellos. Son mejor que cualquier droga que te puedas imaginar.

 Tus besos con los míos son el onírico universo que se encarga de trasegar el cálido abrazo de tu piel desnuda al frío abrazo de mi piel vestida.

Juntos hacemos volar el amor hacia dentro, por encima de los nudos de tus deseos. Una mezcla explosiva pero necesaria para subsistir.






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