miércoles, 8 de enero de 2014

Cacique de palabras 4.

Intento recordar en que momento empezó todo, cuando fue que destruí cualquier sombrío de mi escandalizada libertad. 
Me he condenado como nunca ningún carcelero ha hecho. Soy un reo atado de manos, luchando por recordar cual era la luz que daba sentido a esta vida, a mi vida. 
Y es que no sé cuando fue que decidí desatar mi cordura y dejar que este motor caminara a su gusto; no sé cuando me dejé perder en la bruma de tus ojos, y entorné el más bello significado de mi existencia. Si, ¿Por qué no? He nacido para quererte, como no sabes, y desde luego, nunca sabrás. 
Porque yo te quiero a fuego lento ¿Sabes? como en antaño, donde el tiempo era largo, y no había insuficiencia; cuando se soñaba con un beso que tardaba kilómetros en llegar. Te quiero con lentitud, sin caricias precipitadas, ni curvas rápidas en tu cintura, sin los te quiero a primera vista, ni los abrazos pasajeros en la inmensidad de nuestro mar, sin las miradas equívocas  con sus guiños falsificados, sin amores precipitados y desamores a contrarreloj; Te quiero despacio, poco a poco.
Pero no puedo desquitarme de ti. Te aseguro que lo intento; he intentado olvidar tu aliento en mi nuca por las mañanas, tu voz entrecortada que acariciaba mis sentidos, el color sonrosado de tus mejillas frías... Pero no puedo, o realmente, quizás, no quiero.
He intentado recordar en que momento empecé a añorarte; tal vez fue cuando te vi marchar y mis ganas se quedaron atrapadas sin saber reaccionar; o puede que fuera cuando tú empezaste a quererme y yo empecé cada segundo a añorar que tu boca me mordiera amor. Alomejor empecé a echarte de menos mucho antes de que empezáramos a rasgarnos el corazón e  hiciéramos lo imposible cada vez más cercano, no lo sé.
Tampoco se cuando empecé a querer que fueras una pieza para mi; creo que fue cuando te vi recorriendo con tus dedos mi cara. O no, tal vez fue cuando me di cuenta que esa pieza no encajaba con las mías y por eso quise tallarte a mi forma -Un imposible siempre se me antoja más rápido, con más ganas-
Sólo puedo decirte que tengo restos de ti todavía en mi boca, y que el tiempo no es tiempo desde que me dijiste adiós. Que he intentado versificar todo tu mundo, y me resulta tan complejo que creo que jamás habrá poemas que te canten lo suficiente. Que he intentado irme y siempre acabo volviendo y que tu pieza sigue siendo imposible aunque un día me dijiste: "lo imposible sólo tarda un poco más"

No hay comentarios:

Publicar un comentario